“Sí es difícil hacer teatro en Honduras, es doblemente complicado hacer teatro para las mujeres”: Luisa Cruz

La lucha para alcanzar la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer en el ámbito científico, político, económico, social y cultural, son parte de los grandes desafíos planteados en la agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y que año con año los países están comprometidos a fortalecer.

Para la destacada teatrista hondureña y excatedrática de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Luisa María Cruz Díaz, manifestó que, si es difícil hacer teatro en Honduras, es doblemente difícil hacer teatro para las mujeres.

“Las mujeres para todo lo tenemos más difícil, porque por lo general, cuando ya tenemos un hijo la vida se nos hace cuesta arriba, porque es la madre la encargada de cuidar a los niños, en cambio los papás se desentienden, tengan o no tengan trabajo, tengan o no tenga una fuente de ingreso. El estigma hacia las mujeres que hacemos artes es permanente, además, recuerde que a los hombres no les gusta mucho que las mujeres sean tan libres, expresivas, que sobresalga en un proyecto”, lamentó.

Amplió que, a pesar que en la actualidad existen avances significativos sobre esta temática, porque se está luchando fuertemente para que las mujeres alcances los mejores lugares, las personas deben ir aceptando que el teatro es como cualquier otra profesión y resaltó que en el país existen hondureñas talentosas en todas las expresiones artísticas, bien sea en las artes plásticas, en la escultura, en la música, en la danza y en el teatro.

“Si no le gusta a la sociedad que haya arte, menos les gustará que el arte lo hagan las mujeres, pareciera que las mujeres ya tenemos nuestros quehaceres por la divinidad o como designio, se espera que siempre estemos en el hogar o haciendo otro tipo de trabajo, pero no arte, y eso debe acabar”, enfatizó.

Destacó que unas de las grandes cualidades del teatro es que se pueden abordar las diferentes problemáticas por las que vive la humanidad, en el caso de Honduras frecuentemente se aborda el tema de la violencia interfamiliar y el de la inseguridad, que otras de las funciones del teatro es incidir en el pensamiento y actuar de la sociedad.

“Mire, no es lo mismo que yo le diga a un hombre -usted no debería golpear a su mujer- a que usted esté aquí sentado como espectador frente al teatro observando a un actor recreando que se está golpeando a una mujer, es un impacto superior. Entonces, uno se distancia de su propia realidad, se inmersa en sus pensamientos y en su accionar, dándole una oportunidad de reflexionar, por eso digo, el teatro es la conciencia crítica de la sociedad, es un espejo donde la humanidad se pude mirar”, expresó Cruz.

Trayectoria de vida

Relató que su interés por estar tras bambalinas comenzó a finales de los años 70 cuando ella estaba estudiando en el colegio en la Escuela Americana, espacio educativo donde contó con muy buenos maestros que la motivaban a desarrollar su talento por la actuación.

“Cuando me gradué del colegio no sabía qué estudiar en la Universidad, para ese entonces no existía nada artístico, sin embargo, al año siguiente abrieron en la UNAH la Carrera de Arte con la orientación de Teatro, danza y música en el grado de Bachillerato Universitario, inmediatamente me cambié de carrera hasta alcanzar mi título universitario”, comentó.

En el mundo de la actuación destacó que tuvo muy buenos maestros que estimularon mucho su creatividad entre ellos Ricardo Redondo Licona (QDDG), Julio Quintanilla y Alma Caballero, como otro número de docentes procedentes de España y El Salvador.

Narró que para el año de 1982, la Máxima Casa de Estudios contaba con pocos maestros que impartieran las asignaturas generales de su carrera, por lo que fue seleccionada para asumir el papel de instructora de teatro, logrando alcanzar una amplia trayectoria que superó los 40 años, donde realizó un sin número de proyectos artísticos a nivel nacional e internacional, como la fundación de diferentes agrupaciones teatrales, entre ellos Lucem Aspicio.  

“Por mis manos pasaron una gran cantidad de estudiantes que siempre busqué estimularlos para que aprendieran todo sobre el teatro, considero que el teatro no es solamente hacer muecas, giros en un escenario, es mucho más que eso, es usar la creatividad, la imaginación, estimular la seguridad y confianza en uno mismo, crecer como persona. El teatro realmente no solo sirve para ser un artista, el teatro también sirve para ser mejores seres humanos, por esa mi pasión siempre ha sido el teatro”, indicó Cruz.

Contó que años después decidió estudiar la Carrera de Derecho como segunda carrera, debido que siempre le ha gustado mucho el ideal de la justicia que es uno de los fundamentos del arte, profesión que la ejerció por un pequeño periodo de tiempo.

“Para el año 2,000 me tocó asumir un grado más alto de compromiso con la UNAH, ayudé mucho en la creación de nuevas jefaturas a nivel del departamento, con el profesor Rafael Umanzor obtuvimos grandes logros, entre ellos la reapertura de la Carrera de Música, oferta académica que estaba en total abandono con cero estudiantes, es decir, impulsamos una gran cantidad de proyectos al grado de concretar la conformación de la Orquesta Sinfónica, la creación de dos grupos de teatro, de danza contemporánea, grupos musicales, solistas, tríos, cuartetos, música de cámara, giras por todo el territorio nacional”, explicó la artista.

Evento transcendental

Uno de los proyectos artístico regionales que le tocó dirigir a la maestra Luisa Cruz junto a la docente Norma Zambrana (QDDG), fue el Festival Interuniversitario Centroamericano de la Cultura y el Arte (Ficcua UNAH 2015), evento que contó con el apoyo de las diferentes unidades académicas y administrativas de la UNAH y logró marcar un antes y un después en la historia universitaria de las 21 instituciones pertenecientes al Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA).

“Cuando fuimos sede del festival literalmente dejamos el pellejo junto a la maestra Norma Zambrana, que Dios la tenga en su gloria, se contó con todo un gran equipo creador de la obra inaugural y de todos los espacios que fueron evaluados junto a los diferentes equipos organizadores entre ellos la Secretaría Ejecutiva de Desarrollo Institucional (SEDI), la Secretaría Ejecutiva de Administración de Proyectos e Infraestructura (SEAPI), con el fin de condicionar todos los espacios tanto en el aire libre como en los diferentes escenarios en interiores”, detalló.

Comentó que dentro de la estrategia utilizadas fue el involucramiento de todas las facultades de la Universidad con el fin de contar una amplia audiencia estudiantil en cada uno de los escenarios y que para esa misma fecha lo que ayudó muchísimo fue la implementación del otorgamiento de las horas del artículo 140 de las Normas Académicas y que lo más maravilloso fue observar que cada espectador disfrutaba de cada uno de los espectáculos.

Período de la pandemia

“Para el año 2020 se vino la pandemia del COVID-19, para esa época ya me había jubilado, sin embargo, mi pasión por las artes no ha muerto, yo siempre sigo haciendo Teatro con Teatro Bambú, próximamente estamos por celebrar nuestro XXXIII Festival Internacional de las Artes Escénicas Bambú 2023 conmemorando nuestro 33 aniversario, a pesar de no formar parte de la UNAH, siempre sigo haciendo teatro, porque mi pasión siempre está enfocada en que los jóvenes conozcan del arte”, agregó.

Al preguntarle por algunas de sus anécdotas dentro de las aulas universitarias, mencionó que éstas más bien las ha vivido fuera de los muros de la UNAH, específicamente cuando se encuentra en los teatros de la ciudad y un exalumno se le acercan para saludarla.

“En ocasiones me pasa que no me acuerdo que esa persona fue mí estudiante, pero ellos siempre me dicen “maestra, usted me dio clases en al UNAH y desde entonces me encanta asistir al teatro” y ese reconocimiento para mí vale muchísimo más que cualquier otra cosa, porque significa que el teatro transciende las vidas de las personas y eso es lo que uno quiere. Tocar el alma de las personas, sensibilizarlas, hacerlas entender que el arte es más que una disciplina, es una necesidad humana. Recuerdo que hasta el actual director del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), Gaspar Rodríguez, en las protestas, en las calles nos encontrábamos, siempre existe un cariño muy especial con cada uno de mis exalumnos”, dijo.

Sobre su familia

Luisa María Cruz Díaz es hija de Raquel Días Alemán (QDDG) originaria de Catacamas, Olancho y de Hugo Roberto Cruz Thompson (QDDG), de La Ceiba, Atlántica. En la actualidad es madre de tres hijos:  Jeremías, Ana Sofía, Juan Diego.

“Yo creo que la vena de actriz viene más de mi mamá, porque mi madre era una cuenta cuento natural, en el pueblo las personas siempre le hacían un círculo para escuchar sus historias, sus chistes, hasta las perras. Ella era muy divertida, creo que esta cualidad la heredamos de mi abuelo quien también atraía a muchos con sus cuentos, que bonito era ver a los niños entretenidos con sus relatos. En el caso de mi papá él era originario de La Ceiba, creo que él era más intelectual por él aprendí a conocer el Jazz, las expresiones del soul negro de Estados Unidos, la música brasileña, era otro tipo de mundo”, recordó.

Destacó que su madre fue una mujer de madera cortada con hacha, es decir, de campo, que fue una mujer que rompió paradigma ya que abrió camino para venirse a vivir a la ciudad y para una época hasta se fue a trabajar a Estados Unidos.

“Creo que las mujeres estamos llamadas a romper paradigmas, las mujeres debemos tener la profesión que a nosotros nos guste y para lo que tengamos vocación, pero, sobre todo, hacer lo que nos hace sentir felices, eso es lo principal”, enfatizó.

Retos del teatro en Honduras

Luisa fue del parecer que los retos del teatro hondureño son permanentes y van desde la falta de recursos financieros, de infraestructura, como la creación de políticas públicas orientadas en proteger la salud y la vida del artista.

“No contamos con nuevos teatros en la ciudad, imagínese desde hace cuando se construyó el Teatro Manuel Bonilla (año 1905), está el Teatro Nicolás Avellaneda en Comayagüela y hasta allí pare de contar. Recuerde que existió el Teatro La Reforma, que era independiente y formaba parte de una asociación cultural, éste ya no existe porque se terminó cayendo”, denunció.

Dijo que si bien es cierto la Alcaldía Municipal del Distrito Central cuenta con una compañía teatral, lamentó que no existe un interés por construir nuevos escenarios que permita la promoción de la cultura y el arte, amplió, que una buena estrategia sería la creación de centros culturales en los diferente barrios y colonias de la capital.

“Es difícil conseguir recursos para realizar una producción, las producciones ahora no son baratas, las personas necesitan dinero y tiempo para transportar para asistir a los ensayos, y sumado a eso vivimos en zonas alejadas uno de otros, obviamente necesitamos reunirnos en algún lugar. La ciudad debería tener centros culturales en los barrios y en las colonias, es decir, no solamente recreativos deportivos, donde haya un árbol, una banca, o un lugar donde sentarnos, sino también, que haya espacio para las artes, para que los chicos hagan música, danza urbana, que se expresen, pero bueno, esa es la lucha de nosotros lo que hacemos arte”, aseveró.


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