
Opinión
El antropólogo, historiador fotógrafo hondureño Rubén Darío Paz, lanzó su obra Honduras: sus manifestaciones culturales, que se llevó a cabo como parte del programa de cierre del Año Académico de UNAH Campus-Copán 2025, ante la presencia de estudiantes, docentes y autoridades.
Paz, señaló que “desde hace algunos años decidí emprender un viaje por Honduras, por lo que recorrí con cámara y libreta en mano los 298 municipios. Fue una experiencia formidable acercarme a sus monumentos históricos, accidentes geográficos, sitios turísticos, cementerios, calles, recursos naturales, prácticas culturales, rostros y lo más significativo interactuar con numerosos compatriotas.
De igual forma es oportuno destacar las muestras de hospitalidad del hondureño a pesar de las dificultades que a diario enfrenta. "Escuchar las distintas visiones respecto al país, junto a sus giros lingüísticos, resulta reconfortante”.
La publicación de esta obra responde al interés del autor, de ir llenando vacíos existentes al momento en que abordamos el estudio del municipio como factor de desarrollo, pues no siempre nos encontramos con información acertada. El libro constituye una aproximación para valorar parte de la riqueza cultural existente. Recordemos que una de las primeras instituciones administrativas que nos llegan de la vieja Europa es el municipio y aún sigue vigente.

Las primeras Villas se organizaron durante la primera mitad del siglo XVI, algunas estaban tan próximos a la costa caribe, que pronto perecieron. De estos nos quedan Triunfo de la Cruz, que posteriormente se trasladó al actual Tela; más Trujillo, que para 1525 ya contaba con autoridades edilicias. A la fecha contamos con 298 municipios, de los cuales cada uno tiene sus propias características, históricas, geográficas y culturales.
El libro Honduras: sus manifestaciones culturales, destaca parte de la amplitud cultural que se manifiesta a lo largo y ancho del país, en distintas fechas encontramos pueblos de Honduras, llevando a cabo festividades en honor a su patrón, aldeas, caseríos festejando incluso santorales, que escasamente se repiten. Es evidente que todo este legado se manifiesta desde tres ejes culturales, el elemento indígena, la herencia africana y la impronta española, todo este sincretismo constituye un caldo de cultivo inimaginable.
El proceso de mestizaje se manifiesta no solo en rasgos físicos, sino en las distintas manifestaciones culturales a las que les seguimos dando vida, y sí hay algo significativo en nuestros pueblos, es que conservan una variada gastronomía, les encanta el festejo pagano-religioso, procesiones, topes, rezos, bailes, ceremonias, la cohetería e incluso el consumo de bebidas espirituosas.
Este libro se ha escrito con el interés de llegar a todos los públicos posibles, sin embargo, me interesa que el texto llegue a docentes de diferentes niveles, especialmente a estudiantes universitarios y sobre todo entes gubernamentales públicos o privados, comprometidos con difundir las potencialidades que tenemos como país.
Insisto siempre en que debemos fortalecer lo nuestro y sentirnos orgullosos del acervo cultural, pero también es un imperativo divulgarlo, promoverlo y sacarle beneficios, es aquí donde las redes sociales podrían jugar un rol decisivo, pero resulta que estamos saturados de información vacía, que probablemente se haya hecho con buenas intenciones, pero terminan desinformando, significa que es preciso recurrir a fuentes fidedignas que sean producto de una investigación historiográfica como mínimo.
Es aquí donde sería oportuno conjuntar esfuerzos para la realización de documentales, dirigidos desde la academia, con participación de varios ministerios, instituciones de desarrollo, organizaciones locales, más expertos de las distintas universidades del país. Como país nos hacostado mucho asimilar que somos un país multicultural y digo esto porque desde el Estado ha habido una indiferencia hacia las comunidades culturalmente diferenciadas. Si no, pues veamos los bajos índices de desarrollo en La Mosquitia o en la Montaña de La Flor, a escasos kilómetros de la ciudad capital.
Es pertinente acentuar el hecho de la multiculturalidad del país, en ese sentido podemos afirmar que es un error venir abordando desde la escuela básica e incluso desde las universidades, el tema de la identidad nacional como un todo. Países cercanos a nosotros han logrado consolidar instituciones para proteger las comunidades indígenas, y sobre todo para fortalecer los idiomas locales, dotándoles de textos escolares en su idioma materno. Un ministerio para los pueblos culturalmente diferenciados debería implementarse.
Para la realización de este libro se ha recurrido a distintas fuentes, sobre todo a los trabajos monográficos que siguen siendo válidos, aunque sobre varios municipios no se ha escrito nada. Se hace un acercamiento al devenir histórico de muchos pueblos, y se consultó información impresa, archivos civiles y eclesiásticos, más los relatos locales. En nuestros pueblos siempre encontramos personas que conocen mucho el bagaje histórico-cultural de su comunidad. Sabemos que en Honduras faltan trabajos de investigación sobre nuestros pueblos, mismos que deberían patrocinarse con fondos municipales e instituciones privadas, donde prevalezca la rigurosidad académica, sería un proyecto de rescate cultural e inversión con visión de país, que tanto nos ha faltado.
Pienso que la Asociación de Municipios de Honduras no ha surtido las expectativas para las que fue creada, muchos proyectos se pierden en el marasmo burocrático; la politiquería barata no ve más allá de la figuración partidaria y lógicamente esto ya es de larga data. Sería oportuno fortalecer las mancomunidades, que en países como España sí han dado resultado.
Por razones de espacio se mencionan de manera sucinta ciertas festividades, y se valora la participación de personas que a lo largo de su existencia han sido encargados de darle vida a las prácticas tradicionales, de organizar ferias patronales, festivales, desfiles, procesiones de Semana Santa, posadas, rezos y novenarios. Apreciamos a quienes organizan el concurso del rey feo, un guancasco, el baile de los diablitos, los viejos del ocho, el baile de las damas, el baile de las tiras, una parranda, el tzikin, el paseo de casiano, el tambaku, el sihkru-tara, la danza de moros y cristianos, quienes escriben un testamento de judas, o las señoras referentes que, desde su talento, preparan las comidas y bebidas para diversas festividades.
En cada uno de los artículos que aquí se presentan se hacen valoraciones geográficas, se describen monumentos históricos, se valoran festividades tradicionales, se proponen lugares potencialmente turísticos. Mi gran interés es apuntar hacia el fortalecimiento del municipio como factor de desarrollo en todos los sentidos, porque el poder local fortalece la nación.
Rubén Darío Paz. Director de Gestión Cultural UNAH Campus Copán y docente investigador en la UPNFM. Responsable de varios libros y artículos, así como expositor y conferencista dentro y fuera del país.




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