Rector Fernández: Honduras no cambiará desde los escritorios del poder

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El doctor Odir Fernández, rector de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) brindó un desafiante discurso en el marco de la graduación de 70 nuevos profesionales que UNAH Campus Olancho entregó al país. A continuación presentamos las palabras de congratulación, exhortación y ánimo brindadas por el académico en el Campus situado en Tulín, Juticalpa, Olancho. 

Apreciados graduandos, permítanme iniciar con una verdadera, simple, pero poderosa idea: «Honduras no cambiará desde los escritorios del poder; Honduras cambiará desde las manos, los pies, la mente y el corazón de personas como ustedes que hoy reciben un título universitario».

Por eso hoy estamos aquí, para celebrar su logro académico, reconocer su acto de valentía, el camino lleno de sacrificios que han recorrido, su lucha diaria contra el cansancio, la incertidumbre y la desigualdad, pero aun así hoy ustedes están aquí de pie, con el alma en lo alto y el corazón latiendo de emoción mucho más fuerte que nunca.

Este día es simbólico y es también la voz que le dice a toda Honduras: ¡es posible, sí se puede! Que, en cualquier rincón del país, por más olvidado, por más distante y por más difícil que sean las circunstancias que se viven a diario, también nace el talento, también se construyen sueños y también florece la esperanza.

Desde el corazón de Olancho, se gradúan ingenieros agroindustriales, enfermeras y enfermeros, administradores y expertos en comercio internacional. Cada uno de ustedes representa diferentes historias de madres que vendieron pan para poder pagar fotocopias, de padres que no sabían de libros, pero sí de sacrificios, historias de abuelos que rezaban en silencio, de hermanas que cuidaban a los más pequeños para que ustedes pudieran estudiar, historias de jóvenes que no tenían todas las condiciones, pero sí todas las ganas de salir adelante y superarse.

Cada toga que hoy vemos y cada diploma que hoy será entregado es una medalla invisible para quienes recorrieron este camino con ustedes. A todas esas personas, gracias les damos de corazón.

Graduandos, ahora es su turno; ahora son ustedes quienes deben tomar lo aprendido y convertirlo en acción, porque este país no aguanta ni más indiferencias, ni más excusas. Necesitamos profesionales que, más que saber, sientan, que no solo piensen en ganar, sino en servir, en construir y en sembrar dignidad donde solo ha existido el abandono. 

Graduarse de una licenciatura no significa llegar al final; no crean que con un título universitario lo obtienen todo, ya que únicamente es un mecanismo que nos habilita para ejercer una profesión; sin embargo, seguimos siendo seres humanos, ya que el título no nos hace más que nadie, al contrario, nos compromete a servir con integridad. 

Un capítulo donde ustedes ya no serán estudiantes comienza hoy, pero empiezan uno donde serán líderes, tomadores de decisiones, emprendedores, guardianes de la vida, innovadores del campo y transformadores de realidades.

Cuando hablo de transformación no me refiero solo a tener un éxito personal, aunque eso también es merecido y permitido, me refiero a ser parte de algo más grande: de un país que quiere levantarse, de una universidad pública que sigue creyendo que la educación es la mejor herencia, de una generación que no se rinde, que no se vende, que no se acomoda, porque si algo nos enseña esta tierra olanchana es que aquí nadie se da por vencido: ¡ustedes son el mayor ejemplo de ello! Aquí se siembra con las manos, pero también con el alma. Aquí se cae, pero también se levanta. 

Queridos graduandos, hoy no les hablo como rector, hoy les hablo como alguien que cree profundamente en cada uno de ustedes. Creo en su talento, pero creo aún más en su humildad. Este país necesita gente con conocimiento: ¡claro que sí!, pero también con empatía y coraje moral.

 Necesitamos ingenieros que escuchen al campesino; enfermeros, que además de curar, abracen a sus pacientes; administradores que piensen en la gente, no solo en los números; expertos en comercio internacional que piensen en cómo incluir al pequeño productor, no solo en cómo negociar con los grandes. El verdadero profesional es quien vive con propósito, actúa con integridad y honra sus raíces.

 No olviden nunca de dónde vienen, no cambien la verdad por la conveniencia. Nunca se dejen convertir en cómplices del silencio o del conformismo. No olviden que estudiar fue un privilegio y que ahora toca devolverlo en forma de trabajo digno, servicio y liderazgo responsable.

A ustedes padres de familia que hoy están en este evento les digo: ¡gracias por esa entrega! Esta victoria también es de ustedes. Gracias por demostrar que el amor por sus hijos es más fuerte que cualquier limitación económica, gracias por crecer a una generación que no baja la cabeza, que no se rinde y que hoy, con toga y diploma, se prepara para trabajar por un país diferente.

Queridos graduandos, salgan con la frente en alto, lleven el nombre de la UNAH con orgullo, y cuando alguien les pregunte de donde egresaron respondan con fuera y alegría: «¡Soy graduado de la mejor universidad de Honduras!». La del pueblo, la que nos enseñó a no conformarnos y a creer que todo es posible.

 Esta nueva historia se construye con ustedes, con liderazgo y compromiso. Sean esa verdadera carta de presentación de esta institución, en donde nos continuaremos dignificando y en donde seremos identificados como verdaderos profesionales, pero, sobre todo, como verdaderos seres humanos.

Agradezco a todo el equipo de trabajo que ha hecho posible este espacio. No olviden reconocer y agradecer a cada uno de sus docentes, porque también son seres humanos que con diversos problemas han estado al frente para trasladar sus conocimientos. ¡Muchas gracias, profesores, coordinación y dirección!

 Quiero concluir mi mensaje reiterando lo orgullosos que estamos de cada uno de ustedes. Este es solo el comienzo, y confío en que llevarán a esta universidad en el corazón mientras se embarcan en sus grandes futuros profesionales. Honduras necesita líderes que devuelvan a la sociedad lo recibido, que abran caminos para quienes vienen después y honren con su trabajo el nombre de la UNAH.

¡Muchas felicidades, queridos graduandos! Lleven siempre esta casa de estudios en su memoria y en sus acciones.