Por: Mario Barahona, abogado y periodista, Director de Comunicación Estratégica UNAH
* Esta columna de opinión refleja la postura personal del autor y no representa una opinión oficial de la institución.
El prestigio de una universidad no se construye en un día. Es el resultado de un esfuerzo continuo por alcanzar la excelencia en diversas áreas: académica, investigativa, administrativa y de impacto social. La Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) ha logrado nuevamente la reacreditación internacional otorgada por el Alto Consejo de Evaluación de la Investigación y de la Educación Superior (HCÉRES), un logro que trasciende lo formal. Este reconocimiento no es solo un sello de calidad, sino que fortalece la imagen institucional y refuerza la confianza de la comunidad académica y de la sociedad en general.
La reacreditación no debe verse solo como un logro, sino como una oportunidad estratégica para la comunicación institucional. Este es el momento de integrar el prestigio obtenido en cada aspecto del quehacer diario de la universidad y, a través de ello, construir un orgullo compartido en toda la comunidad universitaria. Obtener la reacreditación de HCÉRES coloca a la UNAH en el mapa de la educación superior global, avalando los altos estándares académicos de la institución.
Este reconocimiento no solo genera confianza en estudiantes y docentes, sino que también refuerza la atracción de colaboraciones internacionales. A nivel de imagen institucional, la reacreditación permite proyectar a la UNAH como una universidad que cumple con los más altos estándares de calidad internacional, consolidando su liderazgo en el ámbito nacional y ampliando su presencia en el contexto global.
Sin embargo, más allá de un simple anuncio, la reacreditación debe ser comunicada estratégicamente para maximizar su impacto. La creación de campañas digitales, la producción de materiales informativos, la difusión de testimonios y la actualización de la papelería institucional son solo algunas de las acciones necesarias para posicionar este logro en el día a día de la comunidad universitaria.
Pero no solo se trata de un esfuerzo comunicacional. La reacreditación debe ser un mensaje transversal que se viva y se respire en cada interacción de los miembros de la universidad, en todos los niveles y dependencias. La comunicación de este logro debe estar presente en cada evento, discurso, reunión con actores externos y material de comunicación. Desde la gestión administrativa hasta las áreas académicas, cada dependencia tiene un papel fundamental en garantizar que los estándares validados en este proceso no solo se mantengan, sino que se fortalezcan.
El verdadero valor de la reacreditación consiste en la reafirmación del compromiso y responsabilidad colectiva con la excelencia, la calidad y la mejora continua. Es el resultado del esfuerzo conjunto de todos los actores de la universidad: docentes, investigadores, autoridades, personal administrativo y estudiantes. Este es un logro compartido que debe ser reconocido como tal.
Es tiempo de celebrar este gran logro, pero también de actuar. Viene a mi mente una expresión: “No somos la mejor universidad porque nosotros lo decimos; sino porque otros así lo reconocen”. La reacreditación es una oportunidad para demostrar, con hechos concretos, que la UNAH sigue comprometida con la excelencia y que su comunidad universitaria está lista para enfrentar los desafíos del futuro.
Con este reconocimiento, la UNAH no solo se afianza en su rol como pilar de la educación superior en Honduras, sino que se perfila para convertirse en la mejor universidad de Centroamérica, preparada para liderar y transformar la educación de la región.
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