
Por: Marleny Mendoza
Ocho equipos de trabajo de las y los participantes del Certificado en Educación para el Desarrollo Sostenible (CEDS) presentaron el informe de sistematización sobre la experiencia desarrollada en el III Módulo del certificado. Esta experiencia educativa inició en mayo del presente año bajo la moderación, facilitación y dirección de la experta venezolana Nay Valero e Ivy Lou Green Arrechavala, de la Vicerrectoría Académica de la UNAH en la coordinación general.
El balance fue enriquecedor, pues se hizo reconocimiento de la importancia del rol de la educación superior en incorporar en los procesos académicos que desarrolla la perspectiva de la Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS). Hay buenas experiencias, avances, lecciones aprendidas y compromiso para posicionar a la UNAH como una institución educativa que está dando respuestas a los desafíos que implica el desarrollo humano sostenible.
Al cerrar la jornada, la coordinadora del CEDS, Green Arrechavala, agradeció el trabajo, la dedicación y, sobre todo, la honestidad con la que compartieron sus experiencias; expresó que había lecciones sobre el valor de las pedagogías transformadoras y la importancia de trabajar con públicos comprometidos a la formación, compresión y solución sostenible de los problemas reales.
En ese marco, explicó que todos los proyectos están alineados con la agenda 2030; tres de los cuales alcanzaron la calificación máxima de cinco por ciento; Fundamentos de química ambiental (Ecoturismo), la Licenciatura en Mercadotecnia y Maestría en Trabajo Social. La mayoría de los planes se sitúan en un nivel alto, aunque con áreas de mejora, como Ingeniería en Sistemas Computacionales, con 4.7, la Licenciatura en Artes Visuales con 4.5, la Licenciatura en Enfermería, Licenciatura en Biología y Licenciatura en Ecoturismo, con 4 por ciento.
En todos los equipos aparece con fuerza la convicción de que la sostenibilidad no es un “tema adicional”, sino un hilo que atraviesa la formación, la vinculación con el territorio, las políticas públicas, los emprendimientos, la gestión de residuos, las giras académicas, la salud ocupacional, el currículo y la cultura institucional.
Se ha avanzado en la lógica del conocimiento, el ser y hacer (CAP) y en el trabajo por proyectos, mostrando que han dado el paso de “hablar de ODS” a diseñar procesos concretos: diagnósticos, secuencias didácticas, actividades en aula y en territorio, proyectos con comunidades, empresas, emprendimientos, instituciones. En varios casos, los productos generados (planes, propuestas, diagnósticos, políticas, micromódulos, campañas, jornadas, talleres) tienen un impacto real o potencial en sus contextos. Se percibe un cambio en las prácticas docentes y en el rol del estudiantado.
En muchas experiencias se ve claramente el tránsito desde clases más tradicionales hacia prácticas que promueven participación, trabajo colaborativo, pensamiento crítico, lectura del contexto, diálogo con actores externos y acción transformadora y la ruta de doble recorrido (lo que cambian docentes y estudiantes al mismo tiempo) es muy visible; en otros está en construcción, pero la dirección es correcta.
La funcionaria subrayó que aun con diferentes ritmos y niveles de avance, el conjunto de experiencias que se conocieron marca una diferencia en la forma en que entendemos la docencia, la vinculación y el compromiso de la universidad con el desarrollo sostenible, por lo que agradeció el esfuerzo, la apertura y la disposición a la mejora continua.
Esta jornada enfatizó la funcionaria universitaria, cierra una etapa, pero sobre todo abre con más claridad el camino de lo que estamos construyendo juntos y juntas desde la Educación para el Desarrollo Sostenible en la UNAH.



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