
Por: Katherine Ramírez
En el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, que se celebra cada 3 de diciembre, la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) destaca su liderazgo como la única en el país con un programa especializado para la atención de estudiantes con discapacidad desde hace 27 años.
Los inicios de orientación y acompañamiento a estudiantes con discapacidad iniciaron un mes de enero de 1998 a través del Programa de Servicios a Estudiantes con Discapacidad (SED), que a la fecha se conoce como el Programa de Servicios a Estudiantes con Necesidades Especiales (Prosene), con el fin primordial de lograr su participación social en igualdad de oportunidades.
La cantidad exacta de estudiantes con discapacidad inscritos en la UNAH no se tiene, ya que la inscripción a este programa no es obligatoria, sin embargo se contabilizan 719 actualmente, de ellos, 260 ya cumplieron con la meta de obtener su título universitario y 160 se encuentran cursando una carrera universitaria en la Máxima Casa de Estudios del país.
Cada estudiante con discapacidad recibe una atención específica de acuerdo a su condición, siendo beneficiados por los más de 15 servicios que ofrece este programa, entre ellos apoyo durante la prematricula y matrícula, adecuaciones curriculares, tutorías individuales y grupales; escaneo y digitalización de textos, así como lectura y grabación de textos, material que a su vez se suma a la Audioteca de Prosene para las siguientes generaciones de estudiantes.
Es importante mencionar que del total de graduados, tres de ellos finalizaron una licenciatura, uno de ellos se encuentra cursando su segunda carrera y dos activaron una segunda carrera, pero aún no han finalizado.

Admisión
También desde el 2006 que la UNAH implementó un proceso de admisión, Prosene brinda apoyo a cada aspirante con discapacidad que desee ingresar a estudiar a la institución.
El proceso inicia cuando el aspirante se inscribe en la página de admisiones de la UNAH e indica si presenta alguna discapacidad. La Dirección del Sistema de Admisión (DSA) recopila esta información y remite el listado de aspirantes a Prosene que verifica la discapacidad mediante llamadas telefónicas.
Posteriormente se clasifica a los aspirantes según su tipo de discapacidad y envía esta información a Admisiones para la asignación del espacio donde presentarán a la prueba de admisión en este caso la Prueba Hondureña Universitaria de Medición Académica (PHUMA) y cada aspirante recibe de forma personalizada tutorías en razonamiento verbal y lógico matemático, tomando en cuenta las necesidades de cada aspirante.
Una vez aprobada la admisión a la UNAH, Prosene convoca a los aspirantes a una entrevista para actualizar datos, recibir documentos y crear su expediente, y posteriormente iniciar a recibir los demás servicios que brinda este programa para que los estudiantes tengan la oportunidad de participar plenamente en todos los aspectos de la vida universitaria.

PCD
Los beneficios son otorgados a quienes presentan deficiencias físicas, ya sea en la movilidad, la fuerza o la coordinación del cuerpo. Estas pueden afectar el desplazamiento, la manipulación de objetos o la realización de actividades cotidianas. En esta categoría se encuentran, por ejemplo, personas con movilidad reducida, amputaciones, lesiones medulares o condiciones musculares y óseas que limitan su funcionamiento físico.
También se reconocen las discapacidades sensoriales, que afectan la vista, la audición o la comunicación sensorial. Este grupo incluye a personas con ceguera, baja visión, sordera o pérdida auditiva parcial. Su participación plena depende de apoyos como lectores de pantalla, materiales accesibles, intérpretes de lengua de señas o herramientas que faciliten la percepción del entorno.
Finalmente, la normativa internacional contempla las discapacidades intelectuales, psicosociales y del neurodesarrollo, que involucran limitaciones en la comprensión, la comunicación, la toma de decisiones, la interacción social o el manejo emocional. Aquí se encuentran personas con discapacidad intelectual, trastornos del espectro autista y condiciones de salud mental. Todas estas categorías comparten un principio esencial: la discapacidad no depende únicamente de la condición individual, sino de la interacción entre esa condición y las barreras del entorno, por lo que los Estados e instituciones deben garantizar ajustes razonables y accesibilidad universal.






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