Por: Redacción 

Son históricos y asombrosos. Marte, el planeta rojo, ha dejado de ser solo un punto brillante en el cielo para convertirse en un mundo cercano gracias a la exploración espacial liderada por la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA).

Desde el aterrizaje del primer rover en 1997 hasta la actualidad, la NASA ha invertido más de 6,000 millones de dólares en el desarrollo y operación de sus exploradores marcianos. Estas cifras se centran en los rovers y no incluyen los costos de orbitadores (como el Mars Reconnaissance Orbiter o MAVEN), ni los de futuras misiones como el retorno de muestras (Mars Sample Return), cuyo presupuesto proyectado supera los 10,000 millones de dólares y actualmente es objeto de debate en el Congreso de EE. UU.

Propósito: la búsqueda de un pasado habitable

A través de orbitadores y rovers, la humanidad ha confirmado que este mundo rocoso tuvo agua líquida en su superficie hace miles de millones de años. Además, se ha descubierto que bajo sus polos aún podrían existir reservas subterráneas, como reveló la sonda europea Mars Express. Con imágenes en alta resolución, análisis químicos y videos transmitidos desde su árido paisaje, los exploradores robóticos de la NASA nos han invitado a soñar: Marte no solo pudo haber albergado vida en el pasado, sino que quizá algún día sea un segundo hogar para la humanidad.

Objetivos clave de la exploración robótica
Desde hace décadas, Marte se ha convertido en el destino prioritario de la exploración espacial. La NASA decidió invertir en el desarrollo de vehículos exploradores robóticos -los rovers- por varias razones fundamentales que responden a intereses científicos, tecnológicos y estratégicos:

Responder la gran pregunta sobre la vida: Marte es el planeta más parecido a la Tierra en nuestro sistema solar. Su geología, su atmósfera y las evidencias de un pasado con agua lo convierten en el principal candidato para investigar si alguna vez existió vida microbiana. Los rovers permiten realizar experimentos in situ para detectar minerales, compuestos orgánicos y rastros de antiguos ambientes habitables.

Exploración directa de la superficie: mientras que los orbitadores ofrecen una visión global, los rovers son capaces de desplazarse, analizar rocas, excavar el suelo y enviar datos detallados. Esta movilidad permite estudiar diversos entornos geológicos en un mismo sitio de aterrizaje, algo imposible para misiones estáticas.

Avances tecnológicos para misiones humanas: el desarrollo de rovers ha impulsado innovaciones en inteligencia artificial, movilidad autónoma, sistemas de energía (solar y nuclear) y comunicaciones interplanetarias. Estas tecnologías son pasos indispensables para que, en el futuro, los astronautas puedan sobrevivir y trabajar en Marte.

Entender la evolución del agua y el clima: la NASA busca comprender cómo Marte pasó de ser un planeta potencialmente húmedo y templado a un desierto helado. Los rovers han identificado antiguos cauces de ríos, deltas, depósitos sedimentarios y minerales que solo se forman en presencia de agua. Esto ayuda a reconstruir la historia climática del planeta y, de paso, aporta claves sobre la evolución de la Tierra.

Inspiración y liderazgo global: las misiones a Marte son proyectos de gran alcance que capturan la imaginación del público y fortalecen la cooperación internacional. Al liderar estas misiones, la NASA consolida su papel como un referente científico, tecnológico y cultural a nivel mundial.