María Elena Bottazzi: "La UNAH es la puerta de mis raíces, no estaría donde estoy sin sus cimientos"

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Por: Katherine Ramírez 

La científica hondureña María Elena Bottazzi, reconocida a nivel global por su trabajo en el desarrollo de vacunas, fue nombrada Año Académico 2026 durante la última sesión del Consejo Universitario de este 2025. En una conversación exclusiva para Presencia Universitaria, la egresada en Microbiología de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) nos comentó cada uno de los pormenores sobre el honor de recibir este reconocimiento, sus planes de colaboración académica y la filosofía de "ciencia abierta" que la llevó a la nominación al Premio Nobel.

A continuación, la entrevista con la Dra. María Elena Bottazzi


El anuncio de su nombramiento como Año Académico 2026’ de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) fue una decisión reciente del Consejo Universitario. ¿Cómo recibió esta noticia y qué significa este reconocimiento para usted?

Recibir la noticia fue una explosión. De pronto vi que mi teléfono estaba recibiendo un montón de whatsapps, y que Facebook estaba mandando un montón de mensajitos, e Instagram. Me pregunté: ¿Qué está ocurriendo? Algo importante estará ocurriendo. Y cuando me fijé, vi todas las noticias que venían de Presencia Universitaria y de mis colegas mandándome mil felicitaciones. Me siento sorprendida, pero al mismo tiempo muy agradecida, porque es un honor que ciertamente no me lo esperaba.

Usted egresó de la Carrera de Microbiología de la UNAH. ¿Qué representa la Máxima Casa de Estudios en su trayectoria profesional y personal?

La universidad son mis raíces. Ahí fue donde yo estudié toda mi carrera de Microbiología Clínica. Fue la puerta para demostrar tres cosas muy importantes: primero, la importancia de la academia, que es donde se forman los nuevos profesionales y ciertamente científicos. Segundo, que la microbiología es una disciplina de la mayor importancia para conferir acceso a tecnologías esenciales para detectar, prevenir o hasta curar ciertas enfermedades. Y tercero, darme la oportunidad de internacionalizar mi entrenamiento y demostrar que lo que uno aprende en universidades como la UNAH, en países como Honduras, no está en ninguna desventaja si lo comparamos con los aprendizajes que se reciben en otros lados del mundo. La UNAH es muy importante por lo que soy, y si no hubiera sido por mis años de estudio, no estaría yo en el lugar donde estoy.

A pesar de su éxito internacional y su trabajo en el extranjero, usted ha mantenido una colaboración constante con la UNAH. ¿De qué manera ha logrado mantener ese "pie en Honduras" dentro de la universidad?

Yo tomé la decisión muy temprano en mi carrera de mantener siempre un pie en Honduras, y ese pie está también dentro de la universidad. He estado trabajando con los líderes, entendiendo cómo está mejorando la educación, presentando en congresos y, especialmente con la Escuela de Microbiología, me he aliado con los académicos para apoyarlos en sus iniciativas. Dos ejemplos concretos son mi trabajo cercano cuando se obtuvieron los fondos para crear la Maestría en Enfermedades Infecciosas y Zoonóticas, y la creación de un scholarship (beca) que creé con una aportación inicial del premio de la Fundación Slim: las becas Lola Dolores Suárez, en honor a mi abuela, para apoyar a estudiantes que aspiran a hacer investigación.

¿Este nombramiento como Año Académico 2026 augura nuevos proyectos? ¿Cuáles son las áreas de colaboración que le gustaría impulsar con la UNAH durante este período?

Absolutamente. Estoy muy curiosa de poder reunirme con los líderes de la universidad para diseñar iniciativas. Siempre estoy viendo y viniendo a Tegucigalpa. Me gustaría participar de manera presencial, aunque siempre estoy disponible virtualmente. Mis objetivos incluyen continuar apoyando con las becas, ver cómo se pueden extender las colaboraciones con otras disciplinas, no solo Microbiología, sino también con los ámbitos de gerencia, ética y las partes legales. Tenemos un mar de oportunidades que podemos hacer durante este año 2026 y dejar algo que sea de impacto. El impacto para mí son las nuevas generaciones, darles esa oportunidad.

Hablando de investigación de impacto, no podemos obviar su nominación al Premio Nobel por el desarrollo de la vacuna sin patentes contra la COVID-19. ¿Podría detallarnos la filosofía detrás de su trabajo actual y sus proyectos en desarrollo?

Nuestra filosofía sigue igual: hacer ciencia abierta, tratar de entender los microbios y cómo podemos prevenir la infección y la enfermedad, utilizando tecnologías de desarrollo de vacunas para que puedan llegar a las poblaciones. Mi experiencia es más en parasitología, aunque trabajamos con virus como los coronavirus. Seguimos con nuestro portafolio de vacunas para parásitos intestinales; la vacuna de Uncinaria, por ejemplo, está muy avanzada e innovando para combinarse con otras vacunas como la de la malaria. En el área de enfermedades de potencial pandémico, tenemos proyectos de modelos predictivos que usan tecnologías genómicas para detectar patógenos en mosquitos, chinches picudas y garrapatas. Esto es lo que llamamos ciencia one health (una sola salud), que va desde la ciencia humana, veterinaria y ambiental.

En su visión y como una científica hondureña que ha triunfado en el extranjero, ¿qué estrategias debe adoptar la educación superior en Honduras para mejorar continuamente su calidad y posicionarse a nivel internacional?

Hay que resaltar que la academia no es solo la parte didáctica, sino que hay que dar la oportunidad a la práctica. Una de las ventajas de mi estudio en microbiología fueron las oportunidades de hacer experimentación en el laboratorio y prácticas profesionales supervisadas. Ahí hay mucha oportunidad para trabajar con los estudiantes y las compañías privadas. Lo que se busca es educar profesionales que puedan tener un trabajo impactante dentro de nuestro país y que, tal vez, eviten lo que tuve que hacer yo, que es salir para alcanzar las metas. La idea es que la oportunidad se cree localmente para generar proyectos e investigaciones que sean indígenas y que beneficien a las poblaciones que tanto lo necesitan. El gremio académico debe ir más allá de la didáctica hacia la aplicación.

P. Finalmente, ¿qué mensaje dirige a sus familiares en Honduras y, en especial, a los estudiantes de la UNAH que aspiran a destacar en el extranjero?

Mis mensajes están siempre basados en unas cuantas C: coraje y colaboración. También tenemos que tener inteligencia cultural, siempre recordarnos de nuestras raíces y, más que todo, alentar a las nuevas generaciones: sí se puede, pero hay que poner trabajo. Todo implica tener pasión y trabajo, pero siempre buscando esa felicidad que el trabajo debe darle a uno, apegándose a los propios valores y filosofía.

 Te dejamos el enlace de la entrevista completa: https://www.facebook.com/share/v/17tWNZvbrM/ 


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Maria Elena Bottazzi