
Periodista: Clarissa Donaire
Un análisis pionero sobre la estructura de clases sociales en Honduras para 2024, publicado este día por el Instituto de Investigaciones Sociales de la Facultad de Ciencias Sociales, concluye que la posición social de una persona determina de manera crucial sus oportunidades de acceso a empleo digno, educación, salud y vivienda. El boletín desnuda la estructura de clases del país y cómo esta reproduce la pobreza de generación en generación.
El Boletín Temático, que utiliza datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPHPM) del INE, critica que los análisis tradicionales sobre pobreza y desigualdad se centran en manifestaciones individuales, ignorando las estructuras económicas que, desde un inicio, imponen una desventaja.
“La pobreza no solo se experimenta, sino que se hereda”, cita textualmente el documento, subrayando que las condiciones económicas y la posición social son “histórica y estructuralmente reproducidas”.
Para este estudio, se aplicó el reconocido modelo de Erikson, Goldthorpe y Portocarrero (EGP), adaptado al contexto latinoamericano. Este modelo se centra en las relaciones laborales para definir la clase social y permite un esquema estructurado y comparativo.
Los tres aspectos centrales que guiaron la aplicación del modelo en Honduras son la diferenciación entre formalidad e informalidad laboral, el reconocimiento de la precariedad y dualidad de los mercados de trabajo y la identificación de élites económicas y administrativas.
Los hallazgos reflejan que más del 20 % de la población ocupada permanece en clases agrícolas y que casi un millón de hondureños trabajan de forma independiente, muchos en condiciones de alta vulnerabilidad.
“Los datos no son solo números… son realidades que inspiran decisiones”, destaca el boletín.
El estudio señala la necesidad urgente de profundizar en la relación entre clase social y el acceso a derechos básicos como salud y pensiones, así como el análisis conjunto de ingreso y clase social para entender la reproducción de las desigualdades.
El informe del Instituto de Investigaciones Sociales se consolida como una herramienta empírica clave para que académicos, tomadores de decisiones y la sociedad en general comprendan que las desigualdades en Honduras no son fallas individuales o del mercado, sino el resultado de relaciones sociales históricamente desiguales.
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