Redacción y UNAH Campus Choluteca
A seis décadas del trágico accidente que cobró la vida de 31 integrantes del Ballet Nacional de Costa Rica, el sur de Honduras conmemoró este 29 de junio la histórica tragedia ocurrida en la “Cuesta de los Ángeles”, en El Carrizal, El Corpus, Choluteca.
El emotivo acto contó con la presencia del embajador de Costa Rica en Honduras, Charles Hernández Viale, autoridades locales, sobrevivientes del suceso y representantes de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) en su Campus Choluteca, que brindó acompañamiento logístico al evento.

Durante la ceremonia, el diplomático costarricense recitó conmovido “La tragedia de Choluteca”, una lírica escrita por la periodista Marielos Gutiérrez, que recuerda con profundo sentimiento los momentos vividos aquel 29 de junio de 1965.
Cuatro de las sobrevivientes también participaron del homenaje, evocando con sus palabras la memoria viva de aquel fatídico día y haciendo un llamado a la unidad, la paz y la hermandad entre pueblos.

Como parte del tributo, se realizó una bendición, un minuto de silencio y la siembra de 31 árboles, cada uno con el rostro de las víctimas, en un gesto simbólico que celebra la vida desde el recuerdo.

Un hecho que marcó la historia centroamericana
Según lo documentado por el escritor y periodista Carlos Revilla Maroto en el medio Cambio Político, el accidente ocurrió el 29 de junio de 1965 cuando el Ballet Nacional de Costa Rica regresaba a su país tras una exitosa gira por Nicaragua y Honduras. Al descender por una peligrosa pendiente en El Corpus, Choluteca, el autobús en el que viajaban perdió el control y se precipitó al vacío, cobrando la vida de 31 personas, en su mayoría jóvenes artistas, músicos, bailarines y personal técnico.

El suceso estremeció a ambas naciones y dejó una profunda huella en la historia cultural de Centroamérica. A raíz de esta tragedia, la cuesta donde ocurrió el siniestro fue renombrada como “Cuesta de los Ángeles”, en memoria de los fallecidos.

La publicación de Revilla Maroto subraya cómo este hecho selló un lazo indeleble de solidaridad y dolor compartido entre Costa Rica y Honduras, siendo recordado año con año por familiares, artistas, autoridades y ciudadanos de ambos países.






















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