Por Elin Josué , Presencia Universitaria
En el marco de la Semana del Migrante Hondureño, Adriana Velásquez, investigadora de El Salvador, expuso sobre “El desarrollo humano y las migraciones internacionales: una aproximación a sus implicaciones actuales y futuras en los distintos territorios”.
El evento fue desarrollado por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), en conjunto con la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y el Observatorio de Migraciones Internacionales de Honduras.
Velásquez, consultora internacional en políticas públicas de desarrollo e investigadora asociada de Flacso-El Salvador, afirmó que las variables centrales en la comprensión de la migración internacional desde la perspectiva del desarrollo humano se integran 3 conceptos fundamentales.
El primer concepto es el punto de partida de los individuos, donde se hace énfasis en la mejora de la vida de las personas; y no de la economía en sí misma, el segundo concepto se enmarca en medios, libertad, capacidades y oportunidades, lo que es lo mismo a dar a las personas más libertad y más oportunidades para vivir una vida desarrollar sus capacidades y las oportunidades de poder usarlas.
De la misma manera, el tercer concepto que expone Velásquez es el fin de las posibilidades reales de elección como el disfrute del derecho a elegir la forma de vida que se prefiera y a contar con las oportunidades y medios para ser capaces de tomar esa decisión, llevarla a cabo, mantenerla a lo largo del tiempo o cambiarla en función de lo que cada quien valora.
La experta expone que la media de población que se movilizó o migró de sus países hasta el 2019 en el mundo es de 3.52%, mientras que en Honduras oscila el 8.22%, sin embargo, la tasa más elevada la obtiene El Salvador, con un 24.8 de su población que vive en otros países, principalmente en Estados Unidos.
Remesas
El estudio realizado por Velásquez indica que, de los países que integran el Triángulo Norte es el Salvador quien encabeza el ingreso de dólares por concepto de remesas, con cifras arriba de los 11 mil millones de dólares, mientras que Guatemala ocupa el segundo lugar con 4 mil millones de dólares, y Honduras con cifras similares.
Asimismo, en su gráfica con datos del Banco Mundial, la experta expone que las remesas representan más del 20% del Producto Interno Bruto (PIB) tanto para Honduras como para El Salvador.
En su gráfica “poder macroeconómico de las remesas equiparable al de los ingresos tributarios del gobierno central (como expresión de la capacidad extractiva del Estado) demuestra que las remesas superan los ingresos por concepto de impuestos en los tres países.
En cuanto a la dependencia de las remesas en los hogares de 16 países, tanto El Salvador como Honduras son los que más dependen de estos ingresos, según estudio de Sociómetro y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), citado en la investigación de la experta salvadoreña.
En lo que corresponde a la alta presencia de imaginarios de futuro vinculados con la emigración, indica que República Dominicana, Honduras, Venezuela y El Salvador cuentan con altos niveles de poblaciones que han pensado migrar a otro país, aclarando que los datos fueron recabados hasta 2016.
Migración en tiempos de COVID-19
En cuanto a los desafíos de la migración internacional frente a la COVID-19 en el Triángulo Norte, la expositora refirió que en el tránsito existen restricciones a la movilidad de migrantes, principalmente indocumentados por el cierre de las fronteras y la militarización de las cercanías, de igual manera, existe hacinamiento en los albergues, falta de equipo de protección y exposición a diferentes formas de violencia.
A la par, existen problemas para la adquisición de alimentos, productos de higiene personal y trabajo, especialmente en los momentos más críticos de confinamiento decretados por los Estados, además existe discriminación frente a su perfil de riesgo de contracción de la COVID-19.
Mientras que en el destino, aparte de enfrentarse a las restricciones a la movilidad de migrantes, principalmente indocumentados por el cierre de las fronteras y la militarización de las cercanías, la población emigrante también se expone al desempleo en tiempo de lenta recuperación económica, la pérdida de salarios y la falta de oportunidades para colocarse en otros nichos de baja cualificación o las nuevas oportunidades de empleo digital.
De la misma manera se exponen a la vulnerabilidad ante las determinantes sociales de la salud (pobreza, edad, seguro médico) mientras que en el retorno de los migrantes a sus países de origen se enfrentan a la ausencia de protocolos sensibles a las demandas de las personas deportadas, asimismo existe una revictimización frente a su perfil mítico de riesgo de contracción de COVID-19.
Por último, Velásquez manifestó que los migrantes deportados también se enfrentan con las barreras de la inclusión sociolaboral en un momento de crisis con bono demográfico, por lo que existe el riesgo de reemigración.
El evento fue coordinado por Rolando Sierra, director de Flacso-Honduras.
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