Para el infectólogo y epidemiólogo Tito Alvarado, a pesar de que la pandemia del COVID-19 en Honduras entró en una etapa de “silencio”, debido que la primera oleada está a nivel de meseta en el que se percibe una estabilidad, uno de los grandes riesgos que podría agudizar la enfermedad en el país son las reuniones, fiestas o paseos organizados por los jóvenes, sumado a estos, el consumo de bebidas alcohólicas.
“La juventud tiene la idea de que ellos no se van a contagiar, que si les da el COVID-19 les va a dar muy leve, sin embargo, son el vehículo perfecto para llevar la enfermedad a sus hogares, donde están sus abuelitos, sus padres, los tíos, sus hermanitos, sus demás familiares, y eso es un problema serio y peligroso. Con la salida de este grupo de la población a las calles, donde realizan reuniones para consumir bebidas alcohólicas, vamos a tener en menos de una o dos semanas un incremento de los casos de COVID-19, eso se va a reflejar con mayor número de pacientes en los hospitales y en los triajes”, señaló el especialista.
Los resultados obtenidos en el último boletín infográfico especial “Percepción de inseguridad ciudadana” publicado por el Instituto Universitario en Democracia, Paz y Seguridad (IUDPAS), a través del Observatorio Nacional de la Violencia (ONV), indican que uno de los principales hallazgos es que del total de los encuestados, el 77% opinaron que en sus barrios frecuentemente observan personas consumiendo bebidas alcohólicas en los espacios públicos.
“Este estudio viene a corroborar lo que ya se pensaba, que la juventud, particularmente de barrios o de lugares postergados, prácticamente no siguen las recomendaciones emanadas por Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager), es decir, guardar distancia, usar mascarilla, lavarse las manos, más bien hacen lo contrario, e incluso como lo arroja el estudio, se suma el tema de las bebidas alcohólicas, eso viene a complicar aún más el asunto”, enfatizó Alvarado.
Sobre la pandemia
Sobre la pandemia, el experto recordó que esta comenzó en las principales ciudades del país, la zona metropolitana de San Pedro Sula y Tegucigalpa, que en la actualidad ambas ciudades están viviendo un período de silencio muy peligroso.
“Es decir, porque se cuenta con más camas hospitalarias y camas en los triajes, y el problema es que como no se han hecho muchas pruebas, desconocemos mucho la proyección en estos sectores, recordemos que la enfermedad inició en la zona urbana del país, donde hay más o menos tres y medio millones de personas, y ahora se está desviando a zonas postergadas, ubicadas en el interior del país como Olancho, Trujillo, entre otros departamentos, comentó Alvarado.
Sobre la apertura económica comentó que si bien es cierto se implementó una restricción de circulación a nivel nacional por el último dígito de la identidad, muchos de los hondureños seguramente no han respetado esta medida.
“La ocupación de Sinager debe ser darle prioridad a esos sectores, ese estudios -de la UNAH- les está diciendo: 'señores, aquí está el problema que puede repercutir posteriormente'; con esa información generada por el IUDPAS deben ser proactivos, realizar programas de vigilancia en los barrios y colonias para cerrar los bares, porque entonces vamos a volver a agudizar la situación como sucedió en España y en Italia, países donde los jóvenes fueron a los bares, a las playas y hoy en día está volviendo a cerrar porque las oleadas vinieron una tras otra, y eso se puede repetir en Honduras, particularmente en la zona urbana y metropolitana de San Pedro Sula”, enfatizó el galeno.
Recomendaciones
Para el profesional de la psicología, Felipe Pineda, del Área de la Salud de la Vicerrectoría de Orientación y Asuntos Estudiantiles (VOAE) el hecho que aquellas personas que pasan realizando fiestas o reuniones en las afueras de las casas consumiendo bebidas alcohólicas, fumando y escuchando música a alto volumen, es una conducta irresponsable en medio de esta pandemia.
“Es una imprudencia, y es cometida en su mayoría por jóvenes y hasta por personas adultas, donde se han visto que celebran cumpleaños, bodas, donde se mira que están consumiendo bebidas alcohólicas durante el día o a altas horas de la noche, donde no se están tomando las medidas de prevención adecuadas, y todo eso solo por satisfacer una necesidad, por lo tanto, los casos de contagio de COVID-19 van a seguir aumentando”, señaló.
Agregó que uno de los problemas del confinamiento es que es una de las condiciones favorables para las diferentes adicciones, tanto para los adolescentes, jóvenes y adultos, problemática que aumenta los factores de riesgo dentro de la familia, no solo por el tema de la actual enfermedad, sino porque dispara los niveles de violencia, maltrato infantil, violencia hacia las mujeres, desintegración familiar, entre otros.
Pineda enfatizó que la responsabilidad para contrarrestar la actual pandemia no recae solamente en una persona, sino que todos los hondureños deben evitar su proliferación, donde el padre de familia debe hacer conciencia dentro de sus hogares, especialmente con sus hijos, recordarles la situación de riesgo que se está enfrentando, y si los familiares identifican que uno de sus parientes sufre de algún tipo adicción, deben buscar ayuda oportuna con un especialista.
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