Más de una década tomará recuperar La Tigra, según investigadora

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Periodista Cristina Canahuati

El pulmón de Honduras, La Tigra, está muriendo aceleradamente con un cáncer terminal que se llama ser humano; más de 500 hectáreas de bosque se han visto afectadas y el incendio ha sido devastador e incontrolable, dejando muchas especies sin hogar y muchos años para su recuperación.

Claudia Lardizábal, directora del Instituto de Investigación en Ciencias Biológicas y Ambientales del Norte de Honduras (Ibioanh) en UNAH-VS, informó que los procesos de recuperación de un bosque toman varios años y que para que retorne a una buena condición puede llevar más una década, pero para ayudar, en primera instancia hay que parar el sinnúmero de actividades que se encuentran dañando el bosque, llámese quemas, tala, entre otras, y conservar lo que aún se tiene.

En segunda instancia, iniciar la restauración del bosque para restablecer los procesos ecológicos que aceleran la restauración de la estructura forestal y el funcionamiento ecológico y la diversidad biológica.

“Es necesario que recordemos que para que un bosque dé todos los servicios que se requieren, incluyendo la producción de agua de calidad a lo largo del tiempo, no es de solo reforestar por reforestar, sino buscar recuperar todos estos ciclos de importancia”, explicó la experta.

Asimismo, calificó lo ocurrido en La Tigra como "una catástrofe, ya que el bosque juega un papel crucial en el ciclo del agua, mantienen la calidad del agua, así como también la cantidad y la regularidad de la disponibilidad de la misma contribuyendo a la reducción de riesgos relacionados con el agua como ser las sequías, inundaciones, deslizamientos, entre otros”.

También dijo que La Tigra es de los pocos pulmones remanentes de Tegucigalpa y una de sus principales fuentes de agua, y adicionalmente el Parque Nacional también es de los refugios para biodiversidad que quedan en la capital.

Los árboles que se encuentran en los bosques tienen raíces más profundas, por lo que pueden bombear mayores volúmenes de agua del suelo para su transporte a las hojas, lo que da como resultado una mayor producción de biomasa, transpiración y precipitaciones.

"La alta evapotranspiración de árboles y bosques asegura un fuerte efecto de enfriamiento en su medioambiente, especialmente en las islas de calor urbano, lo cual sería el resultado de su gran producción de hojarasca y sus extensos sistemas de raíces dando una mayor cantidad de carbono y una mejor infiltración de agua en el suelo, lo que incrementa la retención de agua y la recarga de aguas subterráneas", indicó Lardizábal.

La bióloga también enfatizó en que los bosques proveen una gran cantidad de servicios ecosistémicos y es por ello que es esencial evitar la deforestación, especialmente en zonas propensas a la erosión, limitar la superficie de corte a tala rasa, sobre todo en laderas empinadas, y reducir la escorrentía superficial y la pérdida de sedimentos.

“La degradación de la tierra y la pérdida de la cobertura arbórea en todo el mundo traen como consecuencia que los paisajes secos se vuelvan más propensos a la sequía y los incendios forestales como está ocurriendo en este momento en La Tigra”, manifestó Lardizábal.