Dos de los símbolos más antiguos registrados a lo largo de la historia de la humanidad y encontrados en los vestigios arqueológicos de grandes civilizaciones como la egipcia, azteca, maya e inca, son las imágenes del gato y el perro, animales domésticos que cumplieron un rol importantísimo dentro de las costumbres y mitología de estas culturas, incluso, en algunos casos llegaron a ser objeto de veneración.
Como resultado de esa relación milenaria, estrecha y especial, estos seres vivos han logrado obtener un lugar privilegiado dentro de la familia. En la literatura universal, los perros y los gatos han alcanzado hasta papeles protagónicos y distinguidos con títulos como: “el mejor amigo del hombre”.
En la actualidad, diferentes estudios científicos han demostrado que contar con una mascota dentro del hogar genera un impacto positivo en la salud física y mental de los seres humanos, debido que provoca la disminución de los niveles de cortisol, hormona que está relacionada al estrés, en algunos casos, aumenta los niveles de actividad física por parte de sus dueños.
Asimismo, provoca la reducción de la presión arterial, mejora el estado de ánimo de las personas, les permite ser más cariñosos, comprensibles y humanitario, alivian el sentimiento de soledad, además, ayuda a los niños a fortalecer sus habilidades emocionales y sociales.
En el mundo de la psicología diferentes especies de animales se han convertido en facilitadores para realizar terapia asistida motivacional, con el propósito que el infante pueda establecer una unión afectiva. Por otra parte, se ha comprobado que las familias que cuentan con una mascota dentro de sus casas ayuda a prolongar la vida de las personas que sufren alguna enfermedad crónica.
Adopción de mascotas
De acuerdo con el estudio “Impacto de la adopción de una mascota en las percepciones de bienestar físico y emocional”, realizado por María Londoño Taborda, Mariantonia Lemos y Johnny Javier Orejuela, publicado en la revista de Psicología de la Universidad de Antioquía, Colombia, uno de sus principales hallazgos fue que: después de tres meses posteriores a la adopción, el canino o felino se convirtió en un miembro más de la familia.
Además, se identificó que la acción de adoptar una mascota generó un impacto emocional positivo en cada uno de las personas investigadas, desarrollando una relación empática entre los mismos miembros de su familia, fortaleció la comunicación dentro del hogar al contar con un tema en común de conversación, ya que cada día surgieron nuevas anécdotas por relatar de su mascota.
Otro de los datos obtenidos a través de este estudio fue que: las familias que tomaron la decisión de adoptar a un perro, incrementaron sus actividades físicas a través del juego.
Por otra parte, el grupo de investigación Centauro de la Escuela de Medicina Veterinaria de esta misma universidad colombiana, mediante el estudio “La influencia de las mascotas en la vida humana”, en sus conclusiones recomiendan: la necesidad de fortalecer la legislación a favor de los animales domésticos, orientados a fortalecer los servicios de salud pública veterinaria, acceso a programas nutricionales, de vacunación, desparasitación e impulsar estrategias educativas dirigidas a los propietarios de mascotas para que asuman una tenencia responsable.
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