Redacción: Gracia Torres
La Psicóloga educativa y Máster Casia Fabiola Núñez Zarate, definió el acoso escolar como una falta de respeto al niño, a su derecho de ser reconocido y de gozar un buen entorno escolar, libre de violencia y de hostigamiento.
Además, agregó que algunas víctimas de acoso escolar en la infancia, tienen un concepto inadecuado o negativo en su vida adulta, repitiendo patrones en el ámbito laboral.
El proceso de acoso, instala el desamparo profundizando la resistencia del niño y afectando diversos aspectos de la vida cotidiana, como ser: el académico, afectivo-emocional, social y familiar.
Características y tipos
El acoso escolar tiene características muy marcadas, se puede establecer la diferencia entre problemas de convivencia y problemas de violencia. La persona que ejerce el “Acoso Escolar”, lo hace para imponer su poder sobre los otros logrando un dominio durante meses y años.
En cambio, la víctima en este caso calla por temor a una agresión mayor, recordando que su voluntad está dominada, esto puede generar depresión y atentar contra su vida.
Los tipos de acoso escolar son: físico, verbal, psicológico, social, cibernético. La agresión es considerada directa cuando existen empujones, patadas, golpes con objetos, humillaciones en público, insultos, apodos, propagación de rumores falsos, mensajes telefónicos ofensivos, lenguaje sexual indecente, amenazas ocasionando miedo, actos de chantaje, manipulación e intimidación.
Formas y fases
Las frases del acoso escolar se pueden clasificar en cinco: incidentes críticos por el hostigador, acoso y estigmatización social y familiar, manifestaciones psicológicas, expulsión o autoexclusión escolar y social de la víctima.
Las formas de acoso escolar se conocen como hostigamiento, intimidación, amenazas a la integridad, coacción, exclusión social, manipulación y agresión, en estas se representan los tres agentes del acoso escolar: la víctima, el victimario y los espectadores.
Solución
Como solución al acoso escolar, los profesores deben estar totalmente instruidos e informados para reaccionar y actuar ante una situación, observar cualquier cambio en el comportamiento de los alumnos. Los padres también pueden dar soluciones, entre ellas: escuchar a sus hijos, no juzgarlos, intentar entenderlo y apoyarlo.
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