Honduras, Corredor Seco y su Seguridad Alimentaria

El estudiante Mario Edgardo Talavera Sevilla quien cursa el Doctorado en Ciencias Sociales con Orientación en Gestión del Desarrollo, realizó su presentación de tesis sobre la “Seguridad alimentaria en comunidades del Corredor Seco de Honduras: una condicionante para alcanzar el desarrollo humano sostenible.

 

 

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La terna estuvo integrada por la Doctora Margarita Oseguera, Coordinadora del Doctorado en Ciencias Sociales con Orientación en Gestión del Desarrollo, la Doctora Sally Onill y el Doctor Mario Tulio Fortín.

Talavera, obtuvo el grado honorifico de Magna Cum Laude, por su investigación y presentación ante la terna.

 

 

Resumen de investigación

SEGURIDAD ALIMENTARIA EN COMUNIDADES DEL CORREDOR SECO DE HONDURAS: UNA CONDICIONANTE PARA ALCANZAR EL DESARROLLO HUMANO SOSTENIBLE

La Seguridad Alimentaria y Nutricional (SAN), es “el Estado en el cual todas las personas gozan, en forma oportuna y permanente, de acceso a los alimentos que necesitan, en cantidad y calidad para su adecuado consumo y utilización biológica, garantizándoles un estado de bienestar que coadyuve al desarrollo humano”. Desafortunadamente, en Honduras la inseguridad alimentaria afecta a más del 50% de la población y la desnutrición crónica infantil está hipotecando el futuro de la juventud, afectando aproximadamente el 25% de los niños del país.

De acuerdo con estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en total, 64.5% de hogares hondureños son pobres y más grave aún es que de ese porcentaje, 42.6% viven en pobreza extrema y 21.9% en pobreza relativa. En cuanto al hambre, las estadísticas del Programa Mundial de Alimentos (PMA) revelan que la desnutrición infantil afecta al 27% de los niños del país. Esta situación es crítica y afecta mayormente en zonas rurales, principalmente en comunidades del Corredor Seco del país.

La región del Corredor Seco de Honduras presenta altos índices de inseguridad alimentaria y nutricional, pobreza y pobreza extrema. Por otro lado, presenta condiciones agroecológicas limitadas para la producción de alimentos y no se aprovecha el potencial de la región para producir y para generar oportunidades de desarrollo. La fragilidad de los medios de vida en términos de producción de granos básicos (área de siembra pequeña, insumos escasos y caros, terrenos con pendiente pronunciada), el cambio climático (con sequías recurrentes y prolongadas y altas temperaturas), inapropiadas prácticas de manejo de suelos y de cultivos, falta de diversificación,  falta de financiamiento y apoyo técnico y los bajos ingresos que percibe la gente por el trabajo temporal, implican una elevada vulnerabilidad alimentaria de carácter estructural.

Aquí viven más de 150,000 familias que se constituyen en poblaciones marginadas y muy vulnerables. Sin embargo, esta región posee características especiales, tiene su propio potencial productivo y es necesario generar conocimiento pertinente para definir y estructurar estrategias diferenciadas de intervención que contribuyan a reducir esa problemática.

Con este estudio se corroboraron aspectos claves que están incidiendo directamente en la prevalencia del problema de inseguridad alimentaria y nutricional en comunidades del Corredor Seco, a pesar de los grandes esfuerzos desarrollados por múltiples iniciativas, Programas y Proyectos financiados por el Estado y por la Cooperación Internacional. Entre estos se destaca el hecho de que el país cuenta con la política de Seguridad Alimentaria Nacional (SAN-2010), con la Ley y la Estrategia SAN (2010-2022) y que al tener carácter multi e intersectorial, la SAN es o debe ser abordada por diversas políticas sectoriales del Estado (como la política nacional de nutrición, la política para el sector agroalimentario, política nacional de competitividad, políticas en salud, en educación, la ERP, etc.  y diversas leyes relacionadas.

Sin embargo, la situación problemática no ha mejorado, lo cual indica la falta de aplicación de las políticas y leyes promulgadas, falta de procesos de monitoreo, seguimiento y evaluación, pero además se percibe la ejecución dispersa de acciones (programas y proyectos), todos haciendo lo que perciben que es correcto, pero muchas veces con objetivos de poca pertinencia y con impacto desconocido.

En la relación pobreza-inseguridad alimentaria, por ejemplo, se encontró que el 58% de los hogares tienen ingresos mensuales entre 500 y 1500 HNL, mientras la canasta básica para una familia de seis miembros tiene un valor estimado de 7,800 HNL (12,000 HNL según algunos estudios recientes). Esto significa que con su ingreso casi la mitad de las familias de las comunidades rurales del Corredor Seco apenas están cubriendo entre 20% y el 22% del costo de la canasta básica de alimentos. Para estas familias existe una tremenda disyuntiva al elegir el rumbo de su exiguo ingreso monetario y lógicamente invierten prácticamente todo en alimentación, descartando otras necesidades básicas de la familia como educación, salud, vivienda, recreación, etc. y propiciando el crecimiento de una población con limitaciones físicas y cognitivas, enferma, que difícilmente tendrá las capacidades para liderar procesos de desarrollo.

Los pobladores en el Corredor Seco dependen mucho de la producción agrícola, pero tienen serios problemas con el manejo de plagas, falta de riego, falta de capacitación y asistencia técnica, falta de financiamiento y la ocurrencia eventos climáticos extremos desfavorables. Muchos han abandonado esta actividad y en general se ha provocado la reducción de la producción y productividad de alimentos en las comunidades; afectando de manera directa los cuatro pilares de la seguridad alimentaria de las familias.

Con respecto a la situación SAN en hogares y en niños menores de cinco años se encontró que el 63% de los hogares no son beneficiados por proyectos de agua potable o no tienen posibilidades de pagar este servicio. Por otro lado, su dieta alimentaria no es diversificada y se basa en el consumo de maíz y frijoles, algunas frutas de temporada y raíces cosechadas en forma empírica. El 83% dijo no haber recibido nunca capacitación en preparación alimentos. Como aspecto alarmante, el 77% de los hogares dijeron tener preocupación constante de quedarse sin alimentos para su familia y el 68% mencionaron que no tienen capacidad para brindar alimentación sana y adecuada a sus hijos.

Como es lógico esperar ante esta realidad, se encontró una situación de desnutrición crónica severa del 32.2% y 63.6% de desnutrición crónica severa. Esto es preocupante debido a que la desnutrición crónica es irreversible, mientras que la desnutrición crónica severa provoca en el futuro problemas de aprendizaje y bajo rendimiento en actividades productivas. También se detectó una desnutrición aguda del 9.6%, una condición peligrosa para la vida de los niños, aunque este tipo de desnutrición es reversible y puede controlarse a tiempo si se toman medidas adecuadas.

Se percibe un problema estructural con una marcada debilidad institucional (no hay coordinación, no se aprovechan sinergias). En general el resultado de la falta de aplicación de políticas públicas en el tema de Seguridad Alimentaria y Nutricional, la falta de integralidad institucional y el desconocimiento de las características propias del potencial productivo de la región, limitan las posibilidades para promover procesos encaminados hacia un Desarrollo Humano Sostenible. A esto se agrega la necesidad de disponer de estadísticas reales y la implementación de sistemas de monitoreo y evaluación de las políticas del Estado, programas y proyectos encaminados al fortalecimiento de la seguridad alimentaria de las familias del Corredor Seco.

Ante la gravedad de la situación, es urgente vincular los programas de protección social con los programas de desarrollo de capacidades, fortalecer los programas de salud y educación y potenciar la pequeña agricultura familiar como medio para dinamizar la economía local, generar empleo y mejorar los niveles de disponibilidad local y acceso a los alimentos, lo cual promoverá una mejora de la seguridad alimentaria y nutricional de las familias.

Mario Edgardo Talavera Sevilla

Doctorado en Ciencias Sociales con

Orientación en Gestión del Desarrollo