San Pedro Sula.
Con una sonrisa muy pronunciada, cabello lacio y de figura esbelta. Oriunda de la tierra del junco, mujeres bellas y el café. Profesional de la Medicina y el arbitraje hondureño, ella es Karel Iracema Escoto Pineda, tiene 26 años, obtuvo su título como Doctora en Medicina y Cirugía en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en el Valle de Sula; una joven soñadora que hizo realidad su anhelo de convertirse en médico.
Eran las 2:30 p.m. la joven santabarbarense con la sencillez que la caracteriza esperaba ser abordada para una entrevista en las instalaciones de la que un día fue su casa de estudios. La nostalgia la embargaba; ¡sí! Su padre estuvo de visita, recién lo había despedido en la terminal de buses que lo llevaría de regreso a su natal Santa Bárbara.
La ansiedad se hacía notoria, era su primera entrevista; para romper el hielo la conversación dio inicio conociendo sobre sus pasatiempos favoritos.
“Realmente mis pasatiempos se entremezclan con mi trabajo, por eso siento gratificante hacerlo. Entre mis favoritos está la lectura, es una de las cosas que más disfruto en todos los géneros literarios, en especial me gusta mucho la poesía en prosa, el deporte en todas sus expresiones y los ambientes al aire libre; el bosque, la playa”.
Expuestos sus pasatiempos, la doctora Escoto relató que en su ocupación profesional se remite mucho a la lectura combinado con el trabajo comunitario.
En el marco de la celebración del Médico hondureño y día mundial de la psoriasis conoceremos más sobre Karel Escoto.
Infancia
La doctora describió su niñez como una etapa linda y muy bonita.
“En esos tiempos todavía tuve la oportunidad de jugar al aire libre. El destino fue armando las piezas y casualmente en mi vecindario no había niñas. Casi siempre estuve rodeada de los amigos de mis hermanos”.
En el seno de su familia, Karel nos relató que tiene dos primas, ninguna coincidía con su edad, siempre era la impar, en la escuela y en el colegio le tocó trabajar con varones, tanto así que sus mejores amigos fueron varones y eso hizo prepararla para lo que se venía en el futuro.
Ser médico para la señorita Escoto fue un deseo que quería realizar desde temprana edad en su etapa de infancia.
"Desde que era una niña en el Kinder, mi sueño era ser médico, aunque no comprendía con exactitud, pero me llamaba mucho la atención los procedimientos que ellos hacían".
Una de las personas que marcó su infancia fue don Nuncio Escoto, su papá de nacionalidad nicaragüense. La joven médico describió que ambos padres son maestros y su mamá tuvo cargos administrativos que le demandaban más tiempo, ya nunca tuvieron en casa una empleada doméstica.
“Para que mi madre tuviera ese tiempo de dedicarse a las actividades de la cocina, mi papá se encargaba de los niños por las tardes, eso permitió que él fuera la persona que marcara mi vida con su ejemplo”.
El amor al deporte viene de él, mi papá un ex-pelotero (beisbolista); la iglesia, la academia, la poesía. A mi mamá le estoy eternamente agradecida porque sacrificó su vida y de su tiempo en familia trabajando en la palestra pública y dio todo su empeño para que la familia pudiera funcionar.
Etapa como futbolista
Karel recordó que entre los 10 y 14 años practicaba y entrenaba en el equipo de fútbol dirigido por su papá, pero al cumplir los 15 años comenzó a tener problemas para inscribirse, por ser mujer comenzaron a restringirle el derecho a participar.
“Siendo adolescente agregué otra carrera que parecía difícil de congeniar, quise ser jugadora de fútbol, al principio me inscribieron porque pensaban que mi nombre era de varón”, señaló.
Para fortuna propia, su papá contactó a varias personas de la regional de fútbol del nor-occidente que en ese momento tenía su sede en Santa Rosa de Copán, lo más importante en el aquel momento fue que finalmente pudo ser inscrita.
Asimismo, citó que en las leyes deportivas permitían que tres niñas pudieran ser inscritas en equipos de varones, posteriormente compitió hasta la categoría U-16. Producto de eso comenzó a presentar los primeros problemas en una de sus rodillas cursando sus estudios en el colegio.
Con mucha emotividad, Escoto comentó que lo suyo realmente era ser entrenadora de fútbol. Siendo todavía una niña, miró mundiales femeninos y eso la motivó a querer ser entrenadora.
“Sumado a eso, mi padre por razones de trabajo, él debía viajar fuera de la ciudad y yo quedaba a cargo del equipo los fines de semana”.
Como entrenadora, Karel refirió que siempre tuvo resultados positivos, y aprendió mucho sobre estrategias, las fortalezas de cada jugador y fue encontrando el gusto a esa ocupación que en aquel momento fue enteramente ejercida por hombres. Sueño que se disipó cuando ingresó a la universidad; mismo que cambió por el arbitraje.
De una lesión de rodilla a ser diagnosticada con Psoriasis
Haciendo un poco de retrospectiva, Escoto expresó que, entre 12 y 13 años, no sabía que tenía una enfermedad autoinmune, cursaba primero de ciclo; lo que hora le dicen séptimo grado, en la clase de educación física haciendo una rutina de ejercicios, presentó los primeros problemas en una de sus rodillas.
Preocupados en su familia, llevaron a la adolescente a varios ortopedas que realizaron un sin número de estudios, pero sin llegar un diagnóstico preciso, algunos aducían que eran dolores de crecimiento, otros decían que el maestro de educación física había puesto una carga superior a la que un estudiante de su edad podría soportar.
“Realmente el diagnóstico definitivo lo conocí cuando cursaba el sexto año de la carrera de Medicina, los estudios fueron realizados en el Hospital Mario Catarino Rivas, en la ciudad de San Pedro Sula; por medio de biopsia”. Los médicos concluyeron que era una Psoriasis articular.
La doctora definió que hay diversos tipos de Psoriasis, la más frecuente es la dérmica que afecta la piel, en su caso particular da gracias a Dios que la misma no se exterioriza y el principal sufrimiento es el dolor en las articulaciones.
Carrera arbitral
Pasó el tiempo del colegio, Karel relata como inició sus estudios en la escuela normal, poco a poco fue retomando su rutina y compitió con el equipo femenino.
Cursaba tercer año de ciclo en el colegio; tenía 14 años y en ese mismo año cumpliría 15, su horario de estudio pasó a la jornada de la tarde. Poco tiempo después no se imaginaría que una nueva carrara deportiva se quedaría para siempre en su vida.
“Yo no escogí el arbitraje, el arbitraje me escogió a mí, la filial llegó a mí”.
La profesional de la medicina amplió que usualmente los árbitros llegan a las filiales, en su caso no fue así, contó que por las mañanas salía a correr al campo de fútbol que estaba ubicado cerca de su casa, y siempre se encontraba en la cancha donde ella entrenaba a Benigno Pineda y John Renaud, dos referentes del arbitraje hondureño.
“No intercambié ninguna palabra, era una ‘cipota’ que no le paraban bola, pero iba a correr voluntariamente, ellos sabían quién era mi padre, ellos eran muy buenos amigos de Argelio Sabillón y este último es un gran amigo de mi papá”.
Sabillón llegó a ser un buen amigo del padre de Karel por otros lazos, ella detalló que los tres hijos de Argelio fueron estudiantes de su papá en la época de la escuela. Además, ambos coincidían con la práctica de cacería deportiva como pasatiempo.
“En lo que mi papá y Argelio compartían espacios, este le decía; su muchacha sería un buen árbitro y así pasó todo un año y entre pláticas que yo no me daba cuenta ya que mi padre nunca me comentó nada”.
Cuando inició el primer año de diversificado en la Normal de Santa Bárbara, Karel expresó que Argelio, Benigno y John se acercaron personalmente y la invitaron a las reuniones de la filial de árbitros.
“Recuerdo que yo me negué como tres o cuatro veces, pero por la insistencia, accedí, no tuve miedo; pero como ya había estado del otro lado siempre creí que el arbitraje era algo demasiado cruel por que al árbitro se le denigra y se le juzga sin fundamentos”.
En la primera sesión clase que asistió fue por invitación Benigno Pineda, y recuerda que era un día lunes 18 de febrero de 2009, ella era una adolescente y le pidió a su padre que la llevara a la reunión. - Esa noche, el fluido eléctrico se interrumpió, fuera de las instalaciones del colegio de árbitros, a la luz de la luna, intercambió saludo con el resto de los árbitros y al mismo tiempo le propusieron un reto muy contundente.
“¡Seis meses, sino le gusta se va!, sin compromisos, pero aguante seis meses; quédese seis meses”, le expresaron.
En aquel momento, Karel confesó al equipo de Comunicaciones que ella pensó que no se quedaría los seis meses, su objetivo era ponerse en forma y luego se marcharía y hasta la fecha han transcurrido diez años de carrera arbitral.
Desde su punto de vista, Escoto definió el arbitraje como un oficio huérfano que no tiene muchas veces hasta hermanos.
“Recuerdo mi primer partido como fatal, es normal en el debut de muchos árbitros, fue una tarde de junio, ya habían pasado seis meses. En ligas menores; el duelo era muy duro; precisamente un juego categoría U-8, no era para más, era el ‘clásico’ de Santa Bárbara. - Subirana versus Real Juventud, yo podía ir caminando por que la cancha estaba cerca de mi casa”.
Karel relató que en ese partido se preparó tan similar como un soldado para ir a la guerra, buscando defenderse del entorno. Cuando pisó el terreno de juego, sintió una gran presión, en un extremo cercano al terreno de juego, estaban sentados Argelio Sabillón, John Renaud y don Salvador Bárdales, este último, un árbitro de liga nacional en condición de retiro, y en aquel entonces presidente de la Comisión Nacional de Arbitraje.
“Tuve un primer tiempo fatal, las madres presionaban y recuerdo que hasta me insultaban, no había asistentes en ligas menores, cometí muchos errores, muchos de ellos ni me acuerdo, pero lo que si tengo presente es que escuchaba a madres que incluso algunas eran mis vecinas, ofenderme y eso me impactó mucho”.
Finalizado el partido, recordó que Argelio Sabillón la cargó y la llevó a un extremo del campo, tomó agua recargada en sus piernas y comentaron sobre el partido. Fue allí donde la joven adolescente se dio cuenta de cómo era la realidad en el mundo arbitral.
“Ese fue mi inicio en el arbitraje, fue un día viernes, salí fatal, el lunes en sesión clase, más repuesta de lo sucedido, comentamos con más tranquilidad ese partido, tuve el lujo de que Argelio dirigiera mis partidos y al mismo tiempo la dicha de que me enseñara a arbitrar”.
Como estudiante de Medicina
En el inicio de su formación académica, Karel recordó que su padre no quería que ella tomara una carrera académica tan extensa como lo es medicina, la joven comentó que él temía que sucediera algo inesperado en su vida y no poder ver a sus hijos realizados profesionalmente.
En la etapa del Servicio Social, la doctora describió que, nuevamente tal como sucedió en el internado rotatorio, el sorteo le favoreció en su ciudad de origen. En esta ocasión, Gissel Cruz Mayes, una licenciada en Química, que fue su profesora en la Normal de Santa Bárbara, ella entre lágrimas de alegría, le expresó con afán a Karel que tenía que decirle algo muy importante que comentarle.
“Jamás me imaginé lo que me iba a decir, hacía más de 7 años que egresé de la Normal, donde me contó que mi papá la fue a buscar y este le dijo; ‘profe yo quiero que usted hable con Karel y la convenza de que no estudie Medicina’, ¡dígale que estudie otra cosa!’ ya que él sabía que ella era una persona muy influyente para mí”.
Karel replicó lo que su profesora le había dicho a su papá expresando que ella no podía hacer tal petición, al contrario, la misma le incentivó a que le diera la oportunidad de estudiar medicina y que era muy buena en el campo de la química.
“Esa noticia para mí fue bien impactante ya que mi papá tenía miedo de enfrentarse a una carrera tan larga”.
Sobre porque decidió estudiar medicina, la doctora expresó que más allá de servir a la gente; algo que le llamó mucho la atención fue el ejercicio profesional que ellos realizan y a la vez calificó a los médicos como personas excepcionales.
Combinando ambas responsabilidades, entre medicina y arbitraje, la doctora puntualizó que en los primeros tres años de su carrera profesional fue factible, en algún momento tuvo altibajos que la obligó a dejar temporalmente el arbitraje debido a las constantes lesiones y ocupaciones como estudiante de las Ciencias de la Salud.
“Cuando llegué por primera vez a la filial de San Pedro Sula vestida de uniforme blanco, creo que mis compañeros se emocionaron más que yo, porque para la Filial de San Pedro Sula es gratificante mencionar que tienen una doctora”.
Mentores
En su etapa de formación como Médico, Karel Escoto mencionó con mucha gratitud a algunos de sus profesores y asimismo pidió disculpas a aquellos que no recordó su respectiva mención.
Anatomía: con el doctor José Ramón Rodríguez, por su peculiar forma de enseñarnos y auto enseñarnos Anatomía, ese fue mi inicio.
Fisiología: en tercer año y cuarto, no puedo dejar de obviar al doctor Cristhian Suazo.
Semiología: Al doctor Julián Matay, donde recordó que ahí se hizo médico, fue allí donde uno hace ese clic de pasar de ser estudiante a ser más pensante en la medicina.
Fisiopatología: al doctor Hernán Coffey quién nos enseñó que todo tiene un porque… ¿Por qué está enfermo?, ¿Por qué le duele?
En el área clínica hay algunos maestros que la doctora Escoto no pudo olvidar como ser: la otorrinolaringóloga, Marleny Bonilla con su carisma para los estudiantes y la enseñanza, Los pediatras; el doctor Bennett, el doctor Jovel, el doctor Ortega, en cirugía el doctor Medrano y en su área favorita, Medicina Interna; Marco Quiñonez y Marco Molina, apuntó.
Agradecimientos
La doctora Escoto; con mucho cariño recuerda a sus amigas, en especial a Jaqueline Manchamé su mejor amiga de origen guatemalteco, Jessica Henríquez y Andrea Cecilia Berrios.
Por consiguiente, sus familias crearon un vínculo muy estrecho debido a su relación de estudio en todo ese proceso de formación académica.
“Sino fuera por ellas, yo no sé que hubiera sido de mí, San Pedro Sula era un mundo para una niña que no conocía la ciudad; ellas hicieron cosas importantes en mi vida como ser ponerme al día con los detalles de estética”.
Finalmente, la profesional de la medicina agradeció especialmente a la Familia Manchamé Morales, a quienes consideró su familia en su estadía como estudiante por el apoyo brindado.
Planes a futuro
Sobre sus planes a futuro, Karel manifestó que su siguiente reto es cursar una especialidad Médica, donde priorizó realizarlo fuera del país.
“Tengo una especialidad, como dicen ‘entre ceja y ceja’, y la que reúne todos esos requisitos es Medicina Interna, es un universo de posibilidades, cualquier compañero que me conoce y usted le pregunta ¿qué deseo estudiar? Ellos le dirán Medicina Interna”, cerró.
Escrito por: Byron Castillo /Comunicaciones, UNAH Valle de Sula.
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