
Periodista: Elin J. Rodríguez
Una explosión de arte se vivió en el Teatro Nacional Manuel Bonilla, donde los grupos artísticos de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) demostraron su talento y pasión con la puesta en escena de 10 presentaciones de artes visuales, danza, teatro y música, envolviendo al público en una noche para recordar.
Raíces UNAH: Noche Cultural Universitaria fue la excusa perfecta para demostrar que la UNAH es algo más que su rigidez académica y científica; en este escenario brillaron futuros abogados, médicos, ingenieros, periodistas, nutricionistas… quienes demostraron que la carga académica no limita su pasión por las expresiones artísticas.
El evento comenzó con las palabras de apertura del rector Odir Fernández quien dijo que, con esta expresión artística, la Máxima Casa de Estudios demuestra la esencia de su identidad.
Fernández dijo que el arte es una herramienta única que logra conectar el diálogo intercultural, cuestionar las normas sociales, impulsar la economía y contribuir al desarrollo personal y emocional de todos.
Se dirigió a los artistas a quienes les dijo ser los protagonistas de la gala cultural tal como son los estudiantes para la Máxima Casa de Estudios, por ello les reiteró el apoyo de la Rectoría, pues el arte y la cultura que existen en la UNAH son un potencial que se puede engrandecer y visibilizar aún más.

Raíces UNAH: Noche Cultural Universitaria arrancó con la obra: La historia del hombre que compró la guerra, del Grupo de Teatro Lucem Aspicio, dramaturgia y puesta en escena por el maestro Edgar Valeriano, esta historia nos cuenta que la guerra es el gran negocio de los países ricos contra los países pobres.
La segunda obra, Retorno y Partida, fue una fusión de ideas y presentaciones de algunos fragmentos del poema Canto a Honduras, de Alfonso Guillén Zelaya, alusivo a la esperanza del ser humano habitando en esta tierra, Honduras.
Esta representación fue una mezcla de varios grupos artísticos: UNAH-Danza, UNAH Jazz Combo, Coro y Orquesta Sinfónica de la Carrera de Música, la misma fue dirigida por el compositor musical y director de UNAH Jazz Combo, maestro Gerardo “Lalo” Rojas, la coreografía fue dirigida por Clarisa Flores, directora de UNAH-Danza, la dirección del Coro de la Carrera de Música estuvo bajo el liderazgo de Juan José Micheletti y la Orquesta Sinfónica bajo la dirección de Yvan Bertet.
La Noche Cultural Universitaria tuvo como tercera presentación la obra Priscila, Los inditos, El Costeño de (Lidia Handal), Adestes Fideles, "Ding, dong" y "Feliz Navidad", a cargo de la Carrera de Música. Minutos después, la Orquesta de Guitarra presentó las obras Sos un ángel y Jamás (Lidia Handal).

La quinta participación estuvo a cargo de UNAH-Danza con la obra Latinoamérica, mi América, con la coreografía de Norma Zambrana, interpretada por Hypatia Pinel, Obed Cruz y Belkis Canales.
La siguiente presentación estuvo a cargo del Coro de Lenguas Extranjeras, cuyos integrantes cantaron las piezas Pespire, Flores de mimé, Christmas Canon, Navidad en Tegucigalpa y Oh Holy Nigth.
La séptima presentación estuvo a cargo del Emsamble de Flautas Dulces con las obras Parindé, Conozca Honduras, de Rafael Manzanares, Noche de Luna en La Ceiba, de Carlos Luna Grajeda, y En mi país, de Guillermo Anderson con arreglos del maestro Leonel López.
Esta velada artística siguió con las obras Sentimientos, por Gersón Hernández y Recuerdos de mi infancia, por Carlos María Varela y arreglos de Gesón Hernández, de la Orquesta Sinfónica de la Carrera de Música.
La novena actuación fue un derroche de talento del Cuadro de Danzas Folklóricas ARTE-UNAH, con un popurrí folklórico hondureño con arreglos de Jenson A. Ardón, este mosaico es una selección de la clasificación de danzas hondureñas de raíces indígenas, criollas o mestizas y coloniales, así como la integración de música costumbrista.
Este evento artístico universitario cerró con broche de oro con la actuación magistral de UNAH Jazz Combo, con las obras El Bananero, Jamás, de Lidia Handal, y Caribe Garífuna, de Julio Zelaya, la música se acompañó con un mosaico de fotografías que hizo que se quedara en el imaginario de los presentes.




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