Periodista Yuri Vargas, Presencia Universitaria
El Programa de Servicios a Estudiantes con Necesidades Especiales (Prosene) brinda a nivel nacional tutorías de español y matemática a unos 26 aspirantes con discapacidad inscritos para realizar la Prueba de Aptitud Académica (PAA) este mes de agosto.
Así lo dio a conocer Flora Girón, coordinadora de dicho programa que en la actualidad aglutina a 142 estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) con diferentes tipos de discapacidad y se apresta para apoyar a los de nuevo ingreso incluso desde antes de formar parte de la institución.
La funcionaria resaltó que los reforzamientos están adecuados según cada caso e hizo un llamado a reportar su situación particular desde el momento de llenar el formulario de inscripción en el sitio web de la Dirección del Sistema de Admisiones, para poder facilitarles el acompañamiento necesario.
"Tenemos que iniciar con el principio de inclusión desde el proceso de admisión, donde en nuestro caso específico estamos teniendo dificultades con los aspirantes sordos a quienes no se les están brindando las condiciones que requieren", expresó en referencia a la Política de Inclusión a la Educación Superior que impulsa la Alma Máter.
"Ellos necesitan que la PAA sea adecuada o que tomemos otras medidas para que tengan la posibilidad de ingresar a la educación superior", añadió, al tiempo que advirtió que lo mismo ocurre con los jóvenes originarios de los pueblos indígenas, pues su lengua materna no es el español.
"Para nosotros, como Prosene, este proceso es fundamental porque todo estudiante en condición de vulnerabilidad está teniendo serias dificultades dentro de la Universidad. Debemos quitar todas esas barreras que los limitan a avanzar", expuso.
Tutorías personalizadas
Girón indicó que las tutorías que ofrece el equipo de esta instancia adscrita a la Vicerrectoría de Orientación y Asuntos Estudiantiles (VOAE) son personalizadas, es decir, conforme a cada caso y para la realización de la evaluación se adecúan los instrumentos y las instalaciones.
Detalló que si, por ejemplo, se trata de una persona con autismo, se le busca un espacio sin distracciones, y la cantidad máxima de aspirantes por aula es de cinco, con su respectivo aplicador. Los aspirantes sordos, mientras tanto, son acompañados por un intérprete de la Lengua de Señas Hondureñas (Lesho), y si es alguien con movilidad reducida, se le habilitan los elevadores de los edificios o se asigna a la planta baja.
Por su parte, los aspirantes ciegos o con baja visión reciben un instrumento con letra más grande y disponen de más tiempo para resolverlo.
"La inclusión significa que como institución, tenemos que adecuar las condiciones tanto físicas como pedagógicas", concluyó.
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