La doctora que se entregó a la salud y a la educación superior en Honduras: Rutilia Calderón

Periodista Nadia Mendoza, Presencia Universitaria

Este lunes la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) amaneció de luto, un baluarte de la educación superior, Rutilia Calderón, trascendió del mundo físico, consternando a quienes son testigos de su legado, sobre todo en la Máxima Casa de Estudios, institución que se convirtió en su proyecto de vida, mostrando un compromiso innegable por la educación.

Rutilia del Socorro Calderón Padilla nació en el barrio Concepción de Comayagüela. Tuvo cinco hijos; emigró a Río de Janeiro con tres y allí nació su cuarta hija, que es brasileña, y al regresar se convirtió en madre por quinta vez.

Fue una mujer comprometida con el principio de justicia social y bien común, línea de formación de la doctrina social de la Iglesia Católica, y previo a ingresar a la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, fue certificada en Teología por la Universidad Francisco Marroquín.

Marleny Mendoza, coordinadora de comunicación y difusión de la Vicerrectoría Académica, en un escrito dedicado a la doctora Calderón, narra parte de su trayectoria y cuenta que fue educadora y comunicadora de la Pastoral Juvenil, momento cuando que tuvo la posibilidad de formarse y compartir espacios junto al pedagogo Paulo Freire, a mediados de la década de los 70.

Ingresó a la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) en 1974 para estudiar Medicina y Cirugía, y posteriormente se especializó en Epidemiología en la Escuela Nacional de Salud Pública de Río de Janeiro, Brasil, convirtiéndose en la primera especialista en epidemiología de Honduras.

Su huella en la UNAH

En 1982, Calderón se incorporó como docente del Departamento de Salud Pública de la UNAH; a partir de ahí y tras 36 años de servicio en la Alma Máter, dejó una huella imborrable en la institución. Uno de sus primeros aportes a la UNAH fue la elaboración del primer plan de estudios de la Maestría en Salud Pública, de la cual fue la primera coordinadora.

Posteriormente, obtuvo un permiso de la UNAH para laborar durante cinco años como asesora de la Organización Mundial de la Salud en Venezuela y Antillas Holandesas, y al retornar a la UNAH le asignaron la tarea de organizar y coordinar lo que hoy se conoce como el Instituto de Profesionalización y Superación Docente.

En el año 2000 fue nombrada asesora estratégica de la Comisión Técnica de la Cuarta Reforma Universitaria que dio lugar a la aprobación de la nueva Ley Orgánica de la UNAH en el 2005 y a la creación de la Comisión de Transición, coordinando la Unidad Técnica de Apoyo a la Reforma Universitaria.

En el 2006 participó, junto con 14 aspirantes más, en el concurso público para coordinar la Vicerrectoría Académica, unidad que se creó producto de la cuarta Reforma Universitaria y en la que se desempeñó hasta el 2017, año en el que asumió el cargo como ministra de la Secretaría de Educación.

En su momento, la ex vicerrectora expresó su deseo y esfuerzo porque la Vicerrectoría Académica diera respuestas oportunas y pertinentes a las demandas de las diferentes unidades académicas, y al mismo tiempo que promoviera iniciativas, programas y proyectos que abonaran a la Reforma y al desarrollo académico de la Universidad.

Lo anterior no solo quedó en palabras, pues Calderón, durante su gestión como vicerrectora académica, fue quien promovió la apertura de más de 30 nuevas carreras, ampliando así la oferta académica que ofrece la Máxima Casa de Estudios.

Todo su trabajo en la UNAH definió sus áreas de competencias: educación superior, reformas universitarias, desarrollo organizacional, gestión del desarrollo del recurso humano, gestión y planificación estratégica, diseño y gestión de proyectos, educación permanente, evaluación y acreditación de la calidad, movilización y gestión de recursos de cooperación; seguimiento, monitoreo y evaluación de programas y proyectos y, epidemiología.

“Creo haber cumplido con la tarea en la que me comprometí como hondureña, como ciudadana y como universitaria: sentar las bases para una reforma en el campo académico, que sea sostenible a lo largo de los años y que posesione a la Universidad Autónoma de Honduras ante la sociedad”, expresó Calderón, tras recibir un reconocimiento por parte de la UNAH en 2017.

Pese a que trabajó en otras instituciones nacionales e internacionales, la ex vicerrectora siempre sostuvo que su lugar preferido era la Alma Máter. “No cambiaría la Universidad por ninguna otra institución, la mejor institución para trabajar en Honduras es la UNAH”, afirmó.

Reconocimientos

Leonarda Andino, directora de Docencia, fue una de las compañeras de trabajo de la doctora Calderón durante su gestión como vicerrectora, quien en su momento destacó su liderazgo. “Para mí fue un honor haber formado parte de su equipo, fue una persona que supo conducir su equipo, con el carácter adecuado, tengo un alto concepto de la doctora Rutilia”, expresó.

Susana Rodríguez, quien se desempeñó como secretaria de la doctora Rutilia, se unió al reconocimiento de Andino, y resaltó lo respetuosa que fue Calderón y la credibilidad académica de la que gozó en todos los ámbitos relacionados con la educación superior a nivel nacional e internacional.

“Para la UNAH, el país, su familia y amigos, la muerte de la Dra. Rutilia Calderón representa una enorme pérdida. Ella dejó un increíble legado. Mi profundo pésame”, expresó el vicerrector de Relaciones Internacionales de la UNAH, Marco Tulio Medina.

“Conocí a la doctora Rutilia Calderón en los años 70, cuando éramos miembros de la Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, siempre fue una joven con gran deseo de servicio y amor a la humanidad, así como una apasionada del estudio; ella siempre con su labor evangelizador, dedicó su acción social a los barrios pobres cercanos al Cementerio General, y desde ahí brotó su labor educadora como maestra, se dedicó a alfabetizar con el método de Paulo Freire”, recordó el padre Víctor Cortés.