Periodista Esdras Díaz, Presencia Universitaria
El mundo se está envejeciendo y Honduras no escapa a ese acontecimiento demográfico, esto provoca que la dependencia demográfica de la población envejecida en la región aumente. Los datos muestran que pese a que Honduras en Centroamérica no es el país que más tasas de envejecimiento presenta, es, sin embargo, el que menos protección social brinda a su población en condición de retiro, donde solo un 10.7% de la población tiene una pensión, esto según datos presentados por la Maestría en Demografía de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
Los indicadores señalan que actualmente en Centroamérica los países transitan de etapas de envejecimiento demográfico incipientes a procesos moderados y acelerados. Estos cambios tienen consecuencias que no deberían pasar desapercibidas por los gobiernos, sobre todo por el hecho de que los sistemas de seguridad social son débiles y la cobertura es relativamente baja en la mayoría de los países de Centroamérica.
En ese contexto, la baja cobertura de los programas de pensión de retiro para vejez está relacionada con los altos niveles de informalidad laboral, conforme a datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los números alcanzan 83% para Honduras (en 2017), 82% para Nicaragua (en 2012), 79% para Guatemala (en 2019), 68.5% para El Salvador (en 68.5%), 56% para Panamá (en 2021) y 36.6% para Costa Rica (en 2020).
Seguridad social
En términos generales, los sistemas de seguridad social en Centroamérica empezaron a consolidarse entre 1940 y 1950 cuando se crean las leyes de seguridad social y se fundan las instituciones que los gestionarían. En Honduras, el Instituto Hondureño del Seguridad Social fue creado en el 1959 cuando fue emitida la Ley de Seguridad Social de Honduras, durante la presidencia constitucional del doctor Ramón Villeda Morales.
La Seguridad Social nace como consecuencia de la huelga bananera de la Costa Norte en julio de 1954. En el pliego original de 10 puntos el Comité de Huelga hace énfasis en la parte económica exigiendo además un código de trabajo y libertad de sindicalización.
Al principio estos regímenes nacieron para dar cobertura al trabajador, algunos iniciaron con trabajadores del sector público, y posteriormente se extendieron al trabajador del sector privado.
No obstante, pese a los esfuerzos en Honduras y según un informe presentado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el crecimiento económico experimentado y el incremento del gasto en protección social durante 2010-2019, la informalidad laboral, la desigualdad de ingresos y las tasas de pobreza no registraron mejoras sustanciales.
Asimismo, el informe denominado “¿Cuán efectiva es la protección social en Honduras? en su edición 2021, indica que, sin cuestionar la necesidad de seguir invirtiendo más recursos en el bienestar de la población, es posible que los resultados obtenidos hasta la fecha sugieren la posibilidad de que los programas y las políticas actuales, en conjunto, no estén funcionando adecuadamente.
La Maestría en Demografía también argumenta que el envejecimiento demográfico es un resultado inevitable de la transición demográfica hacia vidas más largas y familias más pequeñas. Si bien el cambio hacia poblaciones de mayor edad es en gran medida irreversible, las acciones colectivas y las decisiones políticas deben considerar estos cambios, se requieren políticas públicas que consideren los desafíos del envejecimiento de la población, creando oportunidades para que todas las personas puedan envejecer de manera sana y digna.
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