Estudiante de UNAH-Tec Danlí destaca con su obra “Después de todo, me olvidé de vivir”

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Daniela Martínez, UNAH-Tec Danlí

El Tecnológico de Danlí (UNAH-Tec Danlí) alberga no solo talentos en el ámbito tecnológico, sino también en el campo de las letras. Como parte de las actividades conmemorativas al Día del Idioma, el Departamento de Humanidades y Artes, mediante las académicas Águeda Chávez y Cathy Fúnez, organizó una ronda de lectura de cuentos cortos y poesía inéditos, en donde el estudiante Rubén Alberto Aguilar Torres se destacó con su obra "Después de todo, me olvidé de vivir".

Este relato conmovedor nos sumerge en la mente de un hombre al borde del abismo, confrontando a Dios con sus recriminaciones; sin embargo, un encuentro inesperado con un alma esperanzadora lo lleva a reflexionar sobre la belleza de la vida, aunque sea demasiado tarde.

Compartimos un fragmento de esta cautivadora historia, donde el protagonista enfrenta su destino con resignación y reflexión, cayendo finalmente en un abismo de sufrimiento eterno.

Después de todo, me olvidé de vivir- Rubén Aguilar

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Finalmente, destrozado, sin ningún rastro de esperanza en su alma, decidió recriminar al cielo por su vida desdichada, aunque sabía que no era lo correcto o lo que él deseaba; en su mente era la mejor salida a su tormento. Antes de dar el último paso hacia su felicidad temporal, decidió dar unas últimas palabras para aquel que lo hizo ver la realidad de un mundo extenuante. Incluso cansado y sin fuerzas, con su voz rota y ojos grisáceos penetrados en el abismo, recriminó al cielo levantando su rostro para que él lo escuchará.

—Se supone que debía ser diferente, nos llenas la cabeza de ilusiones pretenciosas, nos haces creer que somos especiales cuando nadie lo es. Entonces, ¿qué se supone que somos: un juego o una ilusión momentánea? ¿Una verdad mal contada o una alteración de tus creencias? Sinceramente, y llegados a este punto, ya no importa si me respondes o no.

Dio un paso al frente, mientras observaba la verdad que estaba debajo de sus pies, una verdad que brillaba como el sol y emanaba una calidad que jamás sintió porque la vida se lo prohibió

—Realmente no lo entiendo y nunca lo entenderé ¿qué se supone que somos para ti? —observó a su alrededor y veía lo mismo de siempre, un mundo que aparentemente no los merecía—,

—Ciertamente… ya no importa —dijo, para finalmente saltar en busca de un descanso plausible. Pensaba que era lo mejor, gracias a esa decisión su vida dejaría de ser un martirio y dejaría de estorbar para los demás que lo herían, pero, sobre todo, escaparía de un mundo que lo acorralaba con sus miedos.

Sin embargo, la vida quiso darle una luz de esperanza, aunque fuera momentánea y cruda. Después de todo, la verdad duele cuando carece de empatía. Escuchó a su lado una voz que se dirigió a él, una voz igual de cansada que la suya, pero que a su vez era de enojo debido a la terquedad de esas almas.

—Nunca lo comprenderé, en el momento que sufren piensan que su vida se acabó, piensan que ese sufrimiento es lo único que arrastrarán consigo debido a los caprichos de su Dios.

— ¿Quién eres? —preguntó esa alma sin poder ver a nadie a su lado.

—Yo no soy nadie, me encargo de dar las respuestas que necesitan o, mejor dicho, las respuestas que no quieren ser escuchadas debido a su terquedad.