Periodista Miguel Aguilar, Presencia Universitaria
La primera edición del Club de Lectura de la Editorial de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) realizó un conversatorio sobre el poema “Los pobres”, escrito por el escritor Roberto Sosa, en el auditorio 1 del Edificio C3.
El Club de Lectura de la Editorial UNAH es un espacio académico cultural de análisis y discusión sobre literatura nacional e internacional. Este se implementó como estrategia en el contexto universitario para generar un efecto positivo con sentido crítico, analítico y creativo a los futuros profesionales.
Las reuniones de este grupo se llevan a cabo en el Edificio C3, en la sala 1 del Departamento de Recursos de Aprendizaje (CRA) y la editorial, ubicada en el edificio Juan Ramón Molina.
Roberto Sosa nació en departamento de Yoro, el 18 de abril de 1930. A lo largo de su carrera dirigió galerías, fue director de revistas literarias e impartió clases de Literatura Hispanoamericana y Española.
El poeta hizo sus estudios superiores en la Universidad de Cincinnati, en el estado de Ohio. Asimismo, también obtuvo una maestría en Artes en el país de “las barras y las estrellas”.
En cuanto al poema, es una insignia en la historia de la literatura centroamericana. Este fue publicado en 1968, el cual ganó el Premio Adonais y estableció a Roberto Sosa como uno de los poetas preeminentes de Centroamérica.
Esta obra está dimensionada en dos vertientes, la visión existencial del “sujeto” y la marca sociológica que rodea el contexto del poema. En el breve relato se encuentran desglosados los deseos de “los pobres” y cómo se desenvuelven en sus vidas.
El evento fue una representación de la clausura de la primera edición del club de lectura, al cual asistieron los dos grupos en los que se dividió este conglomerado.
POEMA LOS POBRES
Los pobres son muchos
y por eso
es imposible olvidarlos.
Seguramente
ven
en los amaneceres
múltiples edificios
donde ellos
quisieran habitar con sus hijos.
Pueden
llevar en hombros
el féretro de una estrella.
Pueden
destruir el aire como aves furiosas,
nublar el sol.
Pero desconociendo sus tesoros
entran y salen por espejos de sangre;
caminan y mueren despacio.
Por eso
es imposible olvidarlos.



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