Autoridades y docentes del CURC evaluaron el proceso de instalación de la Casa Malla.
Periodista Kelssin Vásquez- UNAH
Con un costo estimado a los dos millones de lempiras se construyó la Casa Malla, una estructura de producción protegida de 3,000 metros cuadrados en donde se enseñan las principales técnicas agrícolas a los estudiantes del Centro Universitario Regional del Centro (CURC).
El objetivo de la referida inversión es fortalecer y actualizar el aprendizaje académico de los estudiantes de la Carrera de Ingeniería Agroindustrial y el Técnico en Producción Agrícola de este centro de estudios, mediante la aplicación de nuevos e innovadores métodos de cosecha de vegetales. Este es el lugar del encuentro total entre los conocimientos adquiridos y la práctica, expresó el director del CURC, Julio César Turcios, mientras brindaba un recorrido a Presencia Universitaria, por las instalaciones educativas.
Con este tipo de estructura se protegen los cultivos contra algunos agentes del clima generados por el golpe de la lluvia, el granizo, el viento y la radiación solar, entre otros.
La estructura fue entregada por autoridades de Ciudad Universitaria a través de un contrato que se realizó con la empresa Prohema, en octubre de 2019 y al inicio de 2020 se inauguró.
Sin embargo, debido a las medidas de restricción generadas por la pandemia de la COVID-19 se aplicaron estrictas medidas de bioseguridad para que los estudiantes y docentes realizaran sus prácticas académicas en el interior de esta estructura.
La docencia
Por su parte el doctor Rigoberto Fúnez, docente y jefe del Departamento de Agroindustria, explicó que la estructura de la Casa Malla es de metal y está cubierta de una malla elaborada con un plástico antivirus.
En este espacio académico los estudiantes aprenden a calibrar los equipos utilizados en el desarrollo de las prácticas agrícolas, aprenden a aplicar fertilizantes y a producir cultivos de alto valor agregado.
Asimismo, para compensar suelos con exceso de humedad y manejo de malezas se les capacita a los estudiantes a preparar una técnica de cultivo denominada cama, franjas abultadas de tierras que se realizan mediante el uso de maquinaria y equipo. Luego se cubren con cintas de goteo y plástico.
De igual manera, se enseña a controlar plagas mediante la calibración de los equipos empleados para aplicar los agroquímicos y determinar el volumen de agua que necesitan los cultivos y así evitar pérdidas de producto en el campo.
La malla, explicó el ingeniero Fúnez, resguarda las plantaciones en contra de la llegada de algunos insectos como la mosca blanca, que es un transmisor de virus y de los ápidos (abejas).
Las experiencias y conocimientos que los estudiantes adquieren en el riego por goteo, aplicación de fertilizantes y de agroquímicos, así como control de plagas, les permitirá desempeñarse en igualdad de condiciones cuando comiencen a laborar para empresas agroexportadoras radicadas en el valle de Comayagua o emprendan sus negocios particulares.
“Se busca de esta manera acercar las técnicas de producción que se emplean en las fincas agroexportadoras diseminadas en el Valle de Comayagua”, expresó Fúnez.
Funcionamiento
El sistema de riego de la Casa Malla funciona por gravedad, al distribuir el agua desde un tanque principal que está situado en una colina y que a través de tuberías y por diferencia de altura se atiende a los cultivos situados en una planicie.
Contiguo a este tanque principal se instalaron tres recipientes adicionales de menor tamaño con el propósito de filtrar el fertilizante que circula por tuberías interconectadas al sistema de riego.
También funciona un mecanismo de succión que trabaja con una válvula por diferencia de presión que crea un vacío para succionar de un barril el fertilizante que también inyecta al sistema.
“Esta estructura, que fue instalada con la ayuda de docentes y estudiantes, funciona con un nivel mínimo de tecnología y se deben realizar mejoras con el riego”, expresó el docente.
Los conocimientos adquiridos en la Casa Malla son complementados mediante visitas guiadas y giras de campo a IAPSA, Exveco (chiles de colores, habanero y jalapeño) y al proyecto Orquídea, Choluteca, que son agroexportadoras y punta de lanza en la producción de chiles de colores en Centroamérica.
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