Autonomía, una conquista tan preciada como la misma democracia

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Periodista Elin Rodríguez

La autonomía es para la Universidad Nacional Autónoma de Honduras lo que la democracia es para el país, por lo tanto, hoy que se cumplen 67 años de aquella fecha histórica, defenderla es una tarea y un deber de toda la comunidad universitaria (autoridades, docentes, estudiantes, graduados y trabajadores administrativos).

Para honrar esa fecha se desarrolló la conferencia “67 años de autonomía universitaria: análisis histórico y sociocultural”, impartida por el historiador Daniel Medina, asistente de dirección del Centro de Arte y Cultura (CAC), donde acudieron autoridades, docentes, estudiantes y personal administrativo.

La conferencia de Medina expuso la autonomía de la UNAH mediante tres visiones: desde el punto de vista teórico, histórico y sociocultural. De acuerdo con la perspectiva teórica- conceptual, el historiador parafraseó a Barquín, quien definió la autonomía universitaria como la posibilidad que tiene una comunidad de darse sus propias normas, dentro de un ámbito limitado por una voluntad superior que para el caso sería la del Estado.

Asimismo, remarcó que la autonomía universitaria tiene tres aspectos: el de su propio gobierno, el académico y el financiero.

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El origen del modelo de autonomía universitaria en América Latina forma parte del conjunto de postulados de la Reforma Universitaria planteada por los estudiantes en la ciudad argentina de Córdoba, en 1918.

Postulados

La autonomía universitaria tiene como postulados aspectos políticos, docentes, administrativos y económicos, elección de los cuerpos directivos y de las autoridades por la comunidad universitaria, concurso de oposición para optar a las cátedras, docencia libre, asistencia libre y gratuidad de la enseñanza.

Esta conquista también plantea dentro de sus postulados la reorganización académica, creación de nuevas escuelas y modernización de los métodos de enseñanza, democratización del ingreso a la universidad sin consideraciones de origen y posición social, vinculación con el sistema nacional y el fortalecimiento de la misión social de la universidad mediante la extensión universitaria (vinculación), la difusión cultural y su conversión en el centro por excelencia para el estudio objetivo de los grandes problemas nacionales.

El conferencista recordó que después de que Argentina logró esta gesta histórica, la autonomía universitaria se hizo realidad en Perú (1920), México (1929), Cuba (1931), Venezuela (1944), esta fiebre universitaria llegó a Centroamérica, principalmente a El Salvador en 1933, seguido de Costa Rica en 1940, Guatemala en 1945, Honduras en 1957 y Nicaragua un año después.

Más tarde, y ante las constantes amenazas por parte de las fuerzas públicas, se incluyó la inviolabilidad de los recintos universitarios, este último concepto ha sido altamente debatido porque le concede a la universidad latinoamericana un carácter de extraterritorialidad, una condición de un Estado dentro de otro Estado.

En este sentido, un foro latinoamericano sobre autonomía ha concluido que la autonomía no significa soberanía, sino independencia administrativa, gobernativa y financiera interna para garantizar el cumplimiento de sus funciones sustantivas, y salvaguardar a la universidad de injerencias internas.

Conquista

Es de resaltar que estas conquistas, tanto en Córdoba como en Honduras y en los demás países, fueron lideradas por estudiantes organizados; en Honduras, encabezó este movimiento el estudiante Jorge Arturo Reina, quien años después lograría ser rector de la Máxima Casa de Estudios, por lo que las palabras de la académica Renate Marsike “Estos movimientos estudiantiles fueron los parteros de la autonomía”, son puuntuales a los hechos.

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“Tenemos una enorme responsabilidad como universitarios de garantizar que la autonomía no solamente quede en espacios declarativos y conmemorativos, sino en que hagamos de ella un espacio de vivencia y de práctica, la autonomía es un enorme tesoro que tenemos como universidad pública, conservarla es trabajo de todos”, manifestó Lourdes Murcia, vicerrectora académica y rectora por ley.

La académica instó a recordar a los que lucharon por esa conquista “aquellos jóvenes que en el año 1957 lucharon por lo que ya se vivía en otros países de Latinoamérica, la Reforma de Córdoba que impulsó los cambios  y la transición de una universidad que solo era para los que tenían recursos económicos, donde las mujeres estaban fuera de la educación superior, esos jóvenes fueron visionarios, conquistaron esa autonomía con hidalguía, entendiendo que solo con la independencia académica, administrativa y financiera, las instituciones de educación pública podrían sobrevivir para garantizar una educación superior crítica, libre y comprometida con el desarrollo del país”.

Murcia dijo que esta conquista también trae responsabilidades como la búsqueda de la excelencia académica y a contribuir con el desarrollo del país, así como la rendición de cuentas y transparencia en el uso de los recursos, “solo así podremos honrar ese enorme legado de los estudiantes del 57”.

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