Periodista Esdras Díaz Madrid, Presencia Universitaria
Para Jean-Jacques Rousseau, la educación implica proveer al individuo de las herramientas más eficaces para que pueda vivir bien, libre y feliz en un mundo que no está hecho ni para el bienestar, ni para la felicidad ni para la libertad.
En Honduras el tema educativo es precario, pues de cada 100 habitantes mayores de 15 años, 14 no saben leer ni escribir, según datos del Observatorio Demográfico Universitario (ODU) de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH); pero, ¿qué implicaciones tiene que la población de un país sepa al menos leer, y cómo esto influye en el desarrollo de los países?
Para los expertos, la pandemia de COVID-19 en Honduras dejó una huella en el sector educativo que lo llevó a una crisis silenciosa, sobre todo para la educación media, que se vio golpeada y poco preparada para afrontar el desafío: lo confirma el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), cuando refiere que el nivel de la educación primaria en lectura y matemáticas podría haber caído al estándar de una década atrás.
Según datos presentados por la Secretaría de Educación en Honduras, el gobierno destinó en 2022 alrededor de 21,500 lempiras en cada estudiante, todo ello basado en el presupuesto de 2022 que fue asignado a la Secretaría de Educación de 35,512,731,039 lempiras, no obstante los resultados no son los esperados, pues los niveles de aprendizaje son muy bajos.
Los impactos del analfabetismo son devastadores para los países porque implica daños colaterales en todas las áreas que lastran el progreso de los países; los datos del informe de la CEPAL denominado “Impacto social y económico del analfabetismo: modelo de análisis y estudio piloto los efectos” sostienen que los primeros años de vida se observan en el núcleo familiar y en la socialización primaria de los niños.
El documento argumenta que las evidencias en investigaciones recientes en el campo de la psicología, la nutrición y las neurociencias indican que los primeros cinco años de vida son cruciales en la formación de la inteligencia, la personalidad y las conductas sociales. Es en esta etapa donde millones de células nacen, crecen y se conectan, asimismo detalla que cuando este proceso de desarrollo, maduración y conexiones no ocurre adecuadamente, hay un impacto negativo en el desarrollo del niño o la niña.
En el adulto, el analfabetismo aumenta la vulnerabilidad socioeconómica presente y futura de las personas y es un importante agente de reproducción de dicha condición a través de sus hijos.
“Los adultos analfabetos tienen grandes limitaciones de empleabilidad debido a un nivel bajo de conocimientos y de especialización. Ello ocurre porque no han tenido acceso a la educación formal o porque la abandonaron tempranamente para incorporarse al mercado de trabajo, o finalmente por la pérdida en el tiempo de la capacidad de leer y escribir”, señala el texto.
Cuando se ve el Presupuesto de la República en relación con el Producto Interno Bruto (PIB), Honduras es de los países que más invierte en Educación después de Costa Rica. Según datos de la Unesco, al cierre de 2020 la inversión en educación de Costa Rica fue de 6.7% en relación con su PIB; en segundo lugar estaba Honduras con el 6.4%, en tercer lugar se ubicaba Nicaragua con el 4.6%, el cuarto puesto lo tenía El Salvador con 4.1% y en el quinto lugar se encontraba Guatemala con 3.1%; no obstante, en el país el 90% del presupuesto en educación se diluye en el pago de salarios.
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