La orientación universitaria y consecuentemente, la acción tutorial van más allá de la simple atención o aclaración de las dudas inmediatas que inquietan a los estudiantes, más allá de la típica consulta habitualmente rutinaria, contemplada, exclusivamente, dentro del “horario de tutorías”; se han de entender y practicar, como una actividad educativa institucionalmente normalizada y sustancialmente vinculada e integrada indiscutiblemente en la práctica docente de todo profesor y parte fundamental del ejercicio de sus funciones, como el nivel más cercano y próximo al estudiante, desde una perspectiva multidimensional.

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En las Normas Académicas de la UNAH, se define la docencia Universitaria como una práctica social, científica y pedagógica orientada a la construcción de conocimiento y formación de competencias científicas, tecnológicas, humanísticas y culturales con sentido crítico – reflexivo (Artículo 15); cuyo propósito es contribuir a la formación integral del estudiante y sus diversas competencias como profesional y ciudadano crítico – reflexivo (Artículo 16); y su Artículo 233 explicita que la UNAH tiene la responsabilidad de brindar asesoría y tutoría a los estudiantes y estos el derecho de recibirlas con el propósito de lograr una permanencia exitosa en la institución. Al final de cada período académico, dada coordinador de carrera presentará a la vicerrectoría de Orientación y Asuntos Estudiantiles un informa de las asesorías y tutorías brindadas y del efecto de las mismas en el desempeño estudiantil.

 

Partiendo de este mandato legal, las autoridades universitarias solicitaron a la Dirección de Docencia, el ISPD y la VOAE, trabajar conjuntamente en la elaboración del “Manual de Tutorías: Lineamientos Operativos” para que las Unidades Académicas pudieran crear un procedimiento de tutorías para sus estudiantes bajo lineamientos sistematizados y cumpliendo a su vez con la normativa vigente de esta Institución Académica.

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Esta dinámica de cambio genera, por un lado, un nuevo rol del profesor que se nos presenta con el distintivo de innovador, una nueva función de la Universidad comprometida, como señala Zabalza (2003), con la calidad de la enseñanza, favorecedora de la transferencia del conocimiento, como apunta Medrano (2002), y, finalmente, mucho más reflexiva, en palabras de Biggs (2001) y dispuesta a aprender.

Estamos viviendo tiempos cruciales en la transformación y visión de la Educación Superior, en los cuales se hace cada vez más necesario un replanteamiento de la concepción didáctica, metodológica y organizativa de la misma; que proyecta a estudiantes maduros y responsables que requieren cada vez más una guía por medio de la cuál sean más autónomos en su aprendizaje, flexibles e integradores.

Las nuevas tendencias nos exigen pasar de la docencia transmisora de conocimientos a una docencia generadora de aprendizajes, para lo cual el docente de hoy requiere formarse en nuevas metodologías que le permitan desarrollar habilidades y competencias en sus estudiantes, guiarlos a aprender haciendo, induciéndolos a planificar y sistematizar sus conocimientos, enfrentando al estudiante a aprender de forma activa y crítica. En este sentido este Manual de Tutorías aborda cuatro tipos de tutorías: a) Tutoría Académica o Formativa; b) Tutoría entre pares; c) Tutoría personal y d) Tutoría Profesional o tutoría de práctica.

Para alcanzar los retos descritos anteriormente, es donde la tutoría viene a ofrecer estrategias importantes en la formación de nuestros estudiantes a través del desarrollo y la adquisición de las competencias que lo hacen posible.