“El embarazo en adolescente como consecuencia de abuso sexual”, es la investigación que presento la Maestría en Demografía y Desarrollo de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNAH, en la serie de revista DEMOMUJER. La investigación se desarrolló en octubre de 2016 a febrero de 2017, y revela la situación que viven las niñas que han sido abusadas.
Según estadísticas entre enero de 2015 a junio del 2016, fueron atendidas un total de 109 niñas embarazadas a consecuencia del abuso sexual, según refleja la investigación realizada por la Maestría en Demografía y Desarrollo de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
El estudio que se desarrolló entre octubre de 2016 y febrero del 2017 en el Municipio del Distrito Central tuvo un carácter descriptivo y cualitativo, y reveló la situación crítica que viven las niñas que son abusadas sexualmente y como producto del abuso sexual se embarazan.
De acuerdo a los datos recolectados, son las adolescentes entre 13 y 19 años, las que se ven más afectadas por este flagelo representando el 86% de los casos, seguidas de las niñas con edades de 10 a 13 años que representan el 11%, y el resto son niñas menores de 9 años.
Sobre quienes fueron sus abusadores, los datos varían de acuerdo con la institución u organización que brinda servicios a las adolescentes embarazadas por abuso sexual, de acuerdo con la Unidad de Normalización de la Secretaría de Salud el 80% de los abusos se dan al interior de la familia.
Sin embargo, las adolescentes están siendo afectadas en un alto porcentaje por personas desconocidas o vecinos, el Modelo de Atención Integral Especial (MAIE) del Ministerio Pública en el año 2015 detectó que el 50% de estas adolescentes fueron abusadas sexualmente por su padrastro y el 50% restante por un vecino y un desconocido, este último dato fue ratificado por la psicóloga de la Clínica de la Adolescente Embarazada del Hospital Escuela Universitario en los casos que atienden en asistencia terapéutica.
Las estadísticas que maneja Medico Sin Frontera para en el MDC, indica que para el 2015, el 6% de los abusadores eran familiares, el 41% desconocidos y el 53% personas conocidas. En el 2016 el 25% fueron familiares, el 25% desconocidos y el 50% conocidos.
En las entrevistas desarrolladas a las adolescentes, se detectó un bajo conocimiento sobre Salud Sexual y Reproductiva, condición que aumenta considerablemente el riesgo a un abuso sexual. Al consultarle sobre la genitalidad de hombres y mujeres, se reflejó un bajo conocimiento o casi nulo, y del reconocimiento del órgano genital del hombre, como instrumento con el que perpetraron la violación.
Las adolescentes embarazadas a consecuencia del abuso sexual, se encuentran totalmente desprotegidas, son juzgadas socialmente por embarazarse, porque según la sociedad son las provocadoras del deseo de los hombres, y una vez que llevan el producto en su vientre, pierden toda oportunidad de seguir su vida para asumir una maternidad forzada, que es el recuerdo permanente del dolor que le implica la violación a la que fue objeto.
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